Trompeta y Guitarra

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Mirando a mi musa disimulo mi demencia,
Paso los días escribiendo nuevos tributos a sus poros
Y niego la más que evidente existencia
De mi estado de locura que con actos corroboro.

Y ella sabe que la miro,
Pero no me mira por vergüenza,
Ella sabe que me tiene a tiro
De flor mecida con delicadeza.

Hemos cruzado más palabras con los ojos que con los labios,
Me basta para decir que soy adicto a su mirada
Que se esconde entre tantos poemas rancios
En los que trato de reflejar sus palabras.

Y yo no sé si sabe mi nombre,
Pero joder, me cuesta mencionarlo
Cuando me tiemblan los cojones
Y su respiración no hace por apaciguarlos.

Miro a mi musa, pero ella silencia nuestro cruce de miradas,
Creo que la he visto sonreír,
Igual que una sonrisa bajo la lluvia
Me ha devuelto la paciencia
Al saber que ambos dos, gilipollas empapados
No teníamos más que ir
Bajo esta tormenta sin un paraguas a mano.

Quemando Iglesias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora