Fue un alegre día,
Muchos no recordaban uno más alegre,
Naturaleza e historia se fundían
En el alma de los poetas
Y los rostros de niños sonrientes.
Alocada presencia ausente,
La sigo amando sin ser consciente.
Alma culpable, cuerpo inocente,
Aún así es él quién frecuentemente
Siente el frío aire de las corrientes
Que no siente el resto de la gente.
El templo en llamas,
Así murieron las damas,
Y ella, bella alma,
Formó una amalgama
Al contacto con la mía.
Entonces recordé el ojalá
Del que me quiso escoltar mamá,
Pues no hay mayor dolor que amar
Y en caso de no quererse presentar
Dolerá aún más.
Puta y falsa soledad,
Meses colgado de su irrealidad
Con el ciclo del sueño a la mitad,
Aquel día me topé con la verdad:
Ni soledad, ni enfermedad,
Ella sigue conmigo, mas mi debilidad
Es que me ataca con indiferencia sin piedad.
Rezaré para no morir ante tal crueldad,
Pues me da exactamente igual,
Y aún con el corazón a casi reventar
Decidí volver a realizar
Esa hermosa, pero peligrosa temeridad.
Otro día alegre
Las Iglesias verás arder,
No recordarás luz más caliente
Que la de su amanecer
En cuerpos de poetas sin alma,
En los ojos de niños sin casa,
Alumbrando a la persona que más amas
Que por su devoción no deja de llorar.
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Quemando Iglesias
PoesíaAlgunas realidades no son visibles para nosotros, tal vez son obra de algún Dios, ya sea maligno o el origen de nuestra felicidad, en caso de ser un cabrón, debemos quemar su templo, pues no hay mayor dolor que no saber el lugar del que provienen to...
