Capítulo 6

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En la tierra de dioses y monstruos, yo era un ángel que vivía en el jardín del mal.

Jodido, asustado, haciendo todo lo que necesitaba. Brillando como un faro de fuego.

Lana - Gods & Monsters.

Ni las hermosas calles de la ciudad de Bangkok, ni las lujosas tiendas que la ocupan, así como tampoco toda la gente escrupulosa que les rodea es suficiente para que Damiano desvíe su vista del bonito chico que camina frente a él

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Ni las hermosas calles de la ciudad de Bangkok, ni las lujosas tiendas que la ocupan, así como tampoco toda la gente escrupulosa que les rodea es suficiente para que Damiano desvíe su vista del bonito chico que camina frente a él.

Los ojos de Zander se pasean por todo el increíble lugar sin percatarse de la intensa mirada que está sobre él. Todo lo que ve es, sin duda alguna, hermoso, y se llega a reprender mentalmente por haber aceptado ir a un lugar así.

Él sabe que no pertenece a ese mundo y no necesita percibir las miradas prejuiciosas que se posan sobre él para entenderlo.

Gira en busca de los ojos de Damiano, notando al fin su mirada. Zander no necesita percibir las demás miradas prejuiciosas, a excepción de la del gigante que le sigue, y aquella última es más que suficiente para hacerlo mantener la cara en alto.

El pelirrojo sonríe avergonzado.

Damiano es todo lo bueno que existe en el mundo, todo ello contenido en sus brillantes ojos y liberado en su profunda y dulce mirada.

—¿Vamos a algún lugar?

Damiano guiña un ojo, sonriendo coqueto, algo que Zander jamás antes había visto en él.

El pelirrojo desvía al fin su mirada, dejándola por las calles de la hermosa ciudad, sin embargo, nada se compara con la acorazonada sonrisa que sus ojos acaban de presenciar.

—Aún no tienes el aspecto correcto para que seas visto conmigo, pero sí, esta noche iremos a muchos lugares —murmura Damiano, bajando su rostro, colocándose sus gafas oscuras y manteniendo su distancia del contrario.

Zander pone mala cara ante sus palabras. Damiano es todo lo bueno del mundo con un toque de soberbia y egocentrismo.

—Primero compraremos ropa decente —el pelirrojo de inmediato echa un vistazo a sus jeans gastados y su playera agujereada—, cambiarás tu peinado y el color, ¿el rojo es natural? —cuestiona Damiano curioso, elevando su mirada bajo sus oscuras y elegantes gafas.

Zander ni siquiera lo mira, Damiano siempre encuentra la forma de exasperarlo.

—No.

—No te imagino de otra manera.

—No tienes por qué hacerlo —dice Zander a secas—. No creo lucir tan mal. Todos tus queridos artistas visten como yo, con ropas desgastadas y rotas, incluso tu exnovio. La única diferencia es que a mí me falta el dinero que a ellos les sobra.

El caos que implica amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora