Tercera noche sin él

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Marco

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Marco.

Es la madrugada del sábado y mi mirada se encuentra pérdida, divagando sin mirar, anhelando ver un rostro que quizás no volverá a tiempo para saciar la necesidad que mis ojos sienten por visualizarlo una última vez.

Me reciben gotas de rocío deslizándose sobre el cristal de la ventana, un agradable aroma a canela y Adam sentado en el sofá al lado de mi camilla.

No quiero dormir, estoy cansado, pero el temor reina sobre mí.

Tengo miedo.

No quiero cerrar mis ojos y que nunca más se vuelvan a abrir.

El anhelo de ver a Zander volver no ha cesado, sin embargo, se ha apaciguado. Él no ha llamado, tampoco responde mis mensajes y eso sólo me hunde más en el espeso abismo de soledad en el que me encuentro.

Quisiera regresar el tiempo y saber el momento exacto en que dejo de confiar en mí.

Quisiera regresar el tiempo y volver a vivir mis días a su lado...

Quisiera regresar el tiempo y escoger un destino distinto para ambos.

—¿Qué es tan atractivo de la ventana que no apartas tu vista de ella? —pregunta Adam, sacándome de mis lamentables pensamientos.

Lo observo y sonrío ligeramente mientras me encojo de hombros.

—La luna —admito tímido—. Es muy probable que Zander también la esté viendo ahora...

Adam me mira pensativo, suspirando ligeramente.

Y juro que es el suspiro más vacío que he escuchado en mi vida, como si no existirán verdearas razones que le roben el aire, que lo hagan vaciar su interior.

—¿Ustedes son pareja?

Lo miro desconcertado y analizo detenidamente la extraña pregunta.

—No.

Adam me mira confundido y su rostro me recuerda al de un cachorro. Mi corazón se oprime de una manera extraña, haciéndome apartar la mirada.

—¿Lo amas?

Asiento, sin dudarlo.

—Entonces... ¿Tú estás enamorado de Zander?

La pregunta me toma desprevenido y me hace abrir grande los ojos. Repaso en mi mente sus palabras con detenimiento, analizándolas. Lo miro sin decir nada y levanto mis hombros.

No puedo contestar, no porque no quiera, sino porque realmente no lo sé.

Jamás he estado verdaderamente enamorado. Ni una sola vez, así que supongo que no sabría distinguir mis sentimientos.

—¿Qué es estar enamorado? —cuestiono curioso.

Adam suspira una vez más, sin embargo, está ocasión se trata de un suspiro profundo, cargado de sentimientos y emociones.

El caos que implica amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora