"¿Cuánto costaría toda una vida a tu lado?"
[...]
Una noche, un callejón.
Un hotel de lujo, una suma de dinero, un alma rota y otra vacía.
Zander Benson sobrevive sus días bajo una máscara llamada Adonis, una figura enigmática cuya habilidad para e...
Pero no has visto a mi hombre. Tú no has visto a mi hombre.
Él tiene el fuego, y camina con eso.
Lana del Rey - Sad Girl.
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La luz del amanecer comienza a asomarse en la enorme habitación a través de los tenues rayos del sol que atraviesan los cristales de las ventanas.
Damiano cierra lentamente la puerta del baño y por un instante se detiene tras ella, esperando escuchar a Zander llamarlo, pero como lo suponía, él no lo hace.
“Iluso”, piensa.
D'Angelo se dirige hasta su escritorio y toma el sobre que Valentino le entregó antes de marcharse. Titubea recordando sus palabras:
“Antes de ver el contenido debes aclarar tus sentimientos hacia ese chico y después de haber visto lo que hay dentro debes mantenerte firme con tu plan... Y recuerda, amigo mío, que siempre tendrás mi hombro para llorar”.
No se siente listo para ver lo que hay dentro del sobre y no está preparado para enfrentar la realidad que vendrá después de haberlo abierto. Sus sentimientos aún no son del todo claros y teme que estos lleguen a aclararse debido al contenido, llevándolo a arruinar de esa manera su plan.
Deja caer el sobre en el escritorio, haciendo esperar un poco más a sus sentimientos y acaricia el suave papel con la yema de sus dedos. Su mirada viaja hacia la terraza y recuerda con dolor aquel inesperado beso que Zander le había robado bajo la luz de la luna, bajo el manto de estrellas y constelaciones que los cubría.
“Zander.
¿Qué habría sido diferente si hubiera roto su promesa?
¿Cómo habría reaccionado Zander si supiera que conoce el origen de cada cicatriz y temor, de cada dolor y miedo?”
La mirada de Damiano vaga por toda la habitación y nuevamente se queda fija en el mismo punto. Sin pensarlo, camina lentamente hasta la terraza, abriendo la enorme puerta de cristal con delicadeza, evitando hacer ruido alguno. El suave viento con aroma a primavera golpea contra su rostro, juega con sus húmedos cabellos y entra esparciéndose por todo el interior, removiendo las cortinas. Damiano da unos pocos pasos hacia afuera, sin soltar el marco de la puerta.
Respira hondo mientras cierra sus ojos y finalmente deja caer su mano, soltándose de su agarre. Camina más y más cerca de la orilla, hasta que sus ojos pueden divisar a lo lejos, en el fondo del vacío, el hermoso jardín del hotel.
A su mente como una película melancólica regresa esa noche, esa que él no puede olvidar, aquella que Zander eliminó para siempre de su memoria.
