Disfruta del espectáculo

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Cojo una gran bocanada de aire mientras me miro reflejada en el espejo que tengo enfrente. Estoy completamente sola en el pequeño cuarto, sin un pelo en el cuerpo, con el pelo recogido en un sencillo trenzado, dejando unos cuantos pelos libres delante de mi rostro. Mis estilistas me dejaron aquí desde hace unos minutos, y ahora estoy esperando a Cinna, quien me colocará mi ropa para la entrevista. 

En los días que he estado junto con el resto de los tributos, no pude evitar que mi corazón se contrajese, sabiendo que, como yo, ellos también están obligados a volver a la arena. Tenían una vida buena, libres, esa se supone que era la promesa de Snow. Gana, sal victorioso, y tendrás una vida sin preocupaciones. 

Bueno, pues yo, sinceramente, creo que estoy incluso peor que antes. 

Haymitch nos comentó tanto a Peeta como a mí que lo mejor que podemos hacer es conseguir aliados, ya que de otra manera, no lograremos sobrevivir. Y yo me pregunto, ¿podemos tener aliados dentro de los juegos? A ver, tener se puede, pero al final, cuando derrotemos al resto (si lo conseguimos, claro), ¿qué sucederá? Todos deseamos sobrevivir y, a pesar de ser compañeros, al final, las ganas de poder vivir podrán con cualquier otra cosa, matándonos entre nosotros. 

Yo no quiero eso. No podría ayudar al principio a alguien para que, cuando llegue el final, intente asesinarlo. Por eso mismo no quiero hacer aliados y, en caso de que los haga, mi única prioridad será proteger a Peeta, no otra cosa. Y si quedamos los dos, tengo claro que acabaré con mi vida. No quiero sobrevivir, porque si esto es lo que me espera, prefiero la muerte. Lo tengo claro. 

Escucho la puerta abrirse, así que miro hacia ahí, encontrándome a Cinna con una pequeña sonrisa en el rostro. En su brazo lleva perfectamente colocado un hermoso vestido blanco con gran vuelo. 

- Espero que te guste. - dice, entregándomelo. 

Toco con la yema de los dedos la suave tela que hace que me relaje. Suelto un suspiro mientras lo observo, atónita ante la preciosidad de este. 

- Cualquier cosa que hagas es hermosa, Cinna. - admito, comenzando a ponérmelo. 

Cuando lo tengo en su lugar, me doy la vuelta y Cinna, apartándome el castaño pelo, comienza a subir la cremallera de mi espalda, ajustando el vestido y posicionándolo con delicadeza. Me quedo impresionada cuando me veo reflejada y, de nuevo, no me veo a mí, sino a la imagen que todos tienen de mí. Trago duro, sintiendo un puño en mi garganta ante la impresión. ¿Por qué hacen esto, si luego nos van a mandar asesinar a nuestros compañeros? Nos tratan como princesas y príncipes, cuando luego nos ven como monstruos. 

- Estás preciosa. - murmura, separándose. 

Aprieto la mandíbula, mirándome con atención. 

La parte superior se pega a mi cuerpo con fuerza, costándome respirar ante la presión que ejerce en mi pecho, marcando mi forma. Lentamente, se suelta y caen con delicadeza miles de capas de tela blanca que se asemejan a plumas de un ave, al igual que el patrón de la parte superior. Unas finas y cortas gasas rozan una parte de mis brazos, aparentando desaparecer poco a poco, hasta no quedar rastro de la tela. Pequeñas perlas se asientan en la forma corazón del escote del vestido, reluciendo, al igual que por mi cintura, las cuales se pierden entre el vuelo de este. 

Mi maquillaje es sencillo; un poco de rubor en las mejillas, un labial rojo, pero que no se nota mucho, rímel y una línea negra en el párpado que vuela un poco más. Perlas del mismo color blanco reluciente se asientan en el final del ojo, las cuales conjuntan con las del vestido. 

Veo de nuevo a otra __________, una que aparenta lo que no es. 

- Me encanta, Cinna. - respondo, dándole la espalda al espejo para mirarlo a él, agradecida en el fondo. - Haces magia, ciertamente. 

En Llamas {Peeta y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora