Un lugar donde pensar

318 24 9
                                    

Effie, Haymitch, Cinna y Portia deciden acompañarnos también y, cuando llegan hasta nosotros cuatro, comenzamos nuestro camino hacia la estación de trenes y volver a casa. 

Recorremos las calles en un coche de cristales oscuros, el cual nos fue encargado especialmente para los viajes. Detrás de nosotros, otro coche del mismo modelo lleva a los equipos de preparación, y aquí es cuando me doy cuenta de que ciertamente, ya era la hora de irse. Quisiera o no quisiera. La muchedumbre en plena celebración es tan numerosa que avanzamos poco a poco, y yo no puedo sentirme más nerviosa y estresada, ansiando poder llegar cuanto antes y meterme directa en la cama. Sin embargo, Peeta intenta todo el camino mantenerme distraída, preguntándome cualquier cosa e intentando mantener una conversación conmigo. Pero mi vista siempre acababa yendo hacia el exterior, y en el reflejo del cristal, podía seguir viendo el rostro del presidente Snow negando lenta y tortuosamente. 

Por suerte, finalmente llegamos a nuestro tren, siendo pocos minutos después cuando este comienza a moverse, y salimos de la estación. 

- Queda el Festival de la Recolección en el Distrito 12. - comienza a explicar Effie, la cual mueve de un lado a otro las cartitas que sostiene entre las manos. - Así que sugiero que nos bebamos el té que Cinna ha cogido y nos vayamos derechitos a la cama. 

Nadie se opone. Porque, en realidad, creo que eso mismo es lo que todos deseamos. Incluso creo que no era necesario el té, al menos para mí. Sólo quiero meterme en la cama y rezar para que las pesadillas hoy no existan y poder dormir por una noche. 

Aunque sea una sola. Pero bueno, después de lo de esta noche, lo veo imposible. 

Cuando abro los ojos, dejo que un gran suspiro salga de mi boca, revolviéndome levemente en el lugar, aferrándome más al cuerpo de Peeta, quien al notar que ya me he despertado, planta un suave y tierno beso en mi frente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando abro los ojos, dejo que un gran suspiro salga de mi boca, revolviéndome levemente en el lugar, aferrándome más al cuerpo de Peeta, quien al notar que ya me he despertado, planta un suave y tierno beso en mi frente. Me doy cuenta de que él también está despierto, y siento cómo comienza a acariciar por encima de mi camiseta mi cintura, de arriba a abajo, lentamente. 

Elevo la cabeza con una gran sonrisa en el rostro, chocándome directamente con sus claros ojos profundos como el mar que tanto me gustan. Él también me sonríe, sin mostrarme los dientes, una felicidad que llega a su mirada y es como si estallaran miles de fuegos artificiales en ella. 

- No has tenido pesadillas. - murmura por lo bajo, sin apartar su mirada de la mía. 

- ¿No? 

- No. - me confirma, y nos sumimos en su silencio la mar de cómodo. 

¿No he tenido? Ciertamente, no me acuerdo de lo que he soñado, así que supongo que tiene razón. Y me extraña, mucho. Llevo dándome cuenta de que esta temporada, junto a él a mi lado, las cosas han mejorado. Al menos, cuando siento que la pesadilla me come, me despierto y él me acuna, me calma... Me ayuda, y ahora que lo pienso, yo a él no le he ayudado nunca. 

Jamás lo he escuchado gritar por las noches, no se ha levantado sudado por culpa de los malos sueños... nada. Como si a él no le pasase, y sólo fuera a mí. Bueno, y a Katniss también. 

En Llamas {Peeta y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora