CAPITULO 6

1K 24 0
                                    

No había que ser muy perspicaz para darse cuenta de que el profesor de biología le gustaba Alicia. Siempre que tocaba el timbre y teníamos alemán luego, él se quedaba en el salón corrigiendo algo haciendo como que buscaba alguna cosa para hacerla más larga y cruzarte con Alicia. Ella actuaba extraño, para variar. No le era indiferente su presencia, pero tampoco parecía moverle mucho el posible. Yo tenía mis dudas de si Alicia era totalmente heterosexual. Cuando algunas de las niñas de salón se acercaba a su carpeta a preguntarle algo, yo imaginaba que se besaban y la idea no me parecía del todo repugnante. A decir verdad me daba igual. Me parecía algo factible, posible de suceder.

Yo tenía buenas notas, pero no amigos. A pesar de eso me estaba acostumbrando al nuevo colegio. Era como si todo el barro que cayó del terremoto que fue mi cambio de colegio, estuviese comenzando a secarse. Las cosas estaban así y así iban a quedarse. Mejor acostumbrarse a ello.

Nunca supe quién era ese tal Tomás que me enviaba cartas de amor y de Mateo, el niño de declaración de amor, no supe mucho más. Una vez lo vi declarándosele a otra niña en el recreo, rodeado de otras mil mas. En un dos por tres, al igual que Braulio, ya de había olvidado de mí. Y es que los niños, al igual que los hombres grandes, son todos iguales.

Ella se daba cuenta de que los chicos habían comenzado a fijarse en mí. Creo que eso hizo que comenzara a mirarme distinto al resto de alumnos. Yo lo sabía. Quizás por eso esperaba que me dijera algo. Pero eso no sucedía. Nunca me decía nada. Ni siquiera cuando me cortaba el pelo o comparaba ropa nueva. «Hey, te cortaste el pelo», me decían algunos profesores, haciendo evidente lo menos notado. Esos comentarios venían siempre de todos los profesores, salvo de ella. Ella era extrañar. Ella nunca decía nada. Lo unico que hacia era mirarme y sonreír.

HAY UNA CHICA EN MI SOPA©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora