VEINTE20

16 1 0
                                    


|Dalí Urkijo |•

Mi pecho sube y baja con respiraciones lentas y pausadas, me he tomado un momento para analizar mi vida. Hay veces en que no quiero hacer nada porque tengo mucha pereza y otros días en los que estoy muy energético y hago muchísimas cosas a la vez, es algo que desde muy pequeño se ha desarrollado dentro de mi sistema.  Tener un momento a solas ayuda en el crecimiento personal de la vida, he tenido demasiados momentos a solas con el único objetivo de aclarar mis ideas y sentimientos, ahora no tengo muy en claro qué es lo que debo aclarar dentro de mí, es como un dilema tan inalcanzable e inmenso que no sé por dónde comenzar a desglosar. Nunca me había sentido así, tan confundido conmigo mismo acerca de algo y por mucho que quiera seguir debatiendo conmigo mismo, sé que debo tener la determinación para avanzar como lo he hecho todos los días.

Abandono el catre  para comenzar a redactar mi discurso. He trabajado por este pequeño discurso de diez líneas desde hace mucho tiempo, ha sido difícil conseguir unas buenas palabras dirigidas hacía mucha audiencia. Leo nuevamente mis apuntes de mi agenda azul, hay muchas cosas aquí. Por eso pedí a Leah que la guardara, si se pierd,  mi corazón tendría un paro cardíaco.

Al final decido cambiarle algunas palabras por otras que creo son mejores, tras unos pocos minutos en mi laptop, imprimo el documento identificado por mi nombre y firma. Veo el reloj de la pared en el estudio, aún tengo tiempo suficiente para llevarlo.

Apago todos los aparatos que he encendido y salgo del estudio en dirección a la casa donde deben estar los chicos porque ninguno de ellos ha ido a clases, los muy perezosos. Como es de costumbre,  los veo en la sala diciéndose palabrotas en plan cariñoso, en esta casa abunda el amor pacifico.

Para incluirme en su círculo, llego por detrás de Timothy del sofá lado de la puerta, planto un beso en la boca que lo hace virar los ojos y darme un pequeño empujón.

Oprimo la sonrisa burlona que se avecina por ver su reacción.

—Sí tanto te gustó mejor dímelo— ordena viéndome a los ojos hasta llegar a ocupar un lugar a su lado del sofá.

—Porrr favorrr— exagera Charlie —Todos en esta casa sabemos que Dalí te trae ganas desde que supo que te habías acostado con su novia, ¿a que sí?— me pregunta alzando las cejas  confiado.

Les veo con seriedad para analizar sus gestos. Aquí no hay secretos, todos sabemos lo que hemos hecho, sabemos que Tyler cometió el error de acostarse con los cuatro sin saber que teníamos una relación demasiado insana para nuestro propio bien, aunque eso no complica la relación de amistad y lealtad que nos tenemos.

—Un poquito sí— miento  descaradamente sin quitarle los ojos de encima a Gavira que entiende mi juego.

—Vale, tú ganas— acepta tomándome de la mano dispuesto a levantarnos —Antes de arrepentirme, vamos a la habitación. Ya me puse cachondo.

Russ deja salir una carcajada gutural que casi se ahoga por su propia saliva, Charlie tuvo que auxiliar su ataque. Succiono mi labio inferior para darle más dramatismo a la situación, con Gavira parado delante mía y los chicos sin perderse ni un segundo de la escena sacada de película, niego lamentando el suceso.

—Gran oferta, pero justo ahora debo entregar mi discurso o no podré ganar una vez más— comento con  gesto desagradable por haber rechazado su oferta —Mira que las ganas no  me hacen falta, aunque si quieres podemos posponerlo para mañana o por la madrugada.

"Si sigues así, te tomo la palabra de hacerlo con tu amigo."

Tranquilo, todo bajo control en situaciones como éstas. Gavi deja salir un soplido desconsolado pero pronto se recupera.

El Arte De ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora