Capitulo 8

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La semana había pasado rápidamente sin casi darse cuenta, el martes, Martin se levantó de la cama con el tiempo justo para salir pitando y llegar a la hora en que comenzaba el taller de baile. Haberse acostado casi amaneciendo el día antes hizo que casi llegara tarde, lo único que le consolaba es que Ruslana tenía la misma cara de cansancio que él. Menos mal que una vez se activaron en el calentamiento, los movimientos fluían sin problema.

Ese día al llegar al piso, se tomó un bol de cereales con leche y se acostó en calzoncillos y camiseta, estaba tan cansado que no tenía fuerzas o ánimos para ponerse el pijama, solo quería tumbarse en el mullido colchón y dormir.

El miércoles se lo pasó también todo el día durmiendo, cuando miró la hora en el móvil, marcaba las 14:08. Sentía por fin, desde que había llegado a Madrid, que había conseguido descansar y reponer las fuerzas necesarias para afrontar el día. Al salir de la cama sintió un poco de fresco por lo que pasó una sudadera por su cabeza y se dispuso a salir en busca de algo de comer, las tripas llevaban ya un rato rugiendo más fuerte que un feroz león de la sabana.

- Hombre, el desaparecido- dijo Denna cuando entró en la cocina.

- Ya íbamos a poner una orden de búsqueda- dijo Violeta yendo hacía él para darle un abrazo.

- Necesitaba recuperar las horas perdidas de sueño de los días anteriores- dijo Martin dejando un beso en la mejilla de Violeta

- ¿Tienes hambre?- dijo Denna removiendo algo en una olla que había al fuego- Salma hizo lentejas, ha hecho una olla de la que podría comer todo el bloque.

- ¿En serio?- dijo Martin acercándose a la vitrocerámica para mirar la olla- wala que pintaza tienen.

Las tripas de Martin empezaron a sonar de nuevo al oler la comida, sonaron tan fuerte que hasta sus compañeras pudieron escucharlas, y soltaron una carcajada sorprendidas.

- Pues sí que parece que tienes hambre- dijo Salma mirándolos desde la puerta de la cocina- aquí traigo el vinagre, y Juanjo ha ido abajo a comprar pan.

- ¡Salma! No sabía que cocinaras tan bien- dijo Martin sonriéndole de oreja a oreja.

- Se cocinar lentejas, no me pidas más, para lo demás buscad a Juanjo- dijo Salma

- Todo el día con Juanjo en la boca, ¿que andas diciendo ahora de mí?- escucharon la voz de Juanjo desde el salón tras oír la puerta cerrarse.

Juanjo estaba allí en la habitación de al lado, y él en calzoncillos y sudadera, con aquellos pelos de recién levantado...madre mía las pintas, eran más de un mendigo callejero que de una persona medio decente.

- Que eres muy pesado amor mío, y que como sigas así te pido el divorcio- dijo Salma mientras iba para el salón.

- Matrimoniadas- dijo Violeta cogiendo los cubiertos en una mano y la jarra del agua en la otra y saliendo al salón.

- Acércame los platos Martin- dijo Denna.

Su intención había sido salir corriendo hacía la habitación para cambiarse y adecentarse un poco, pero la verdad que ya no había remedio, le verían así si pasaba por el salón, y al fin y al cabo estaba en su casa, si no podía ir en calzoncillos por su casa mal iba.

Cogió los dos primeros platos que la rubia sirvió y salió hacía el salón, en la mesa se encontraban ya sentados Salma y Violeta, mientras que Juanjo estaba de pie, cortando el pan sobre una tabla de madera.

- ¿Por qué no habéis avisado? - dijo Violeta poniéndose en pie al ver llegar a Martin con las manos llenas.

- No pasa nada, podía con los dos platos sin problema- dijo Martin dejándolos en la mesa con cuidado.

Pase lo que pase tu y yo // JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora