Epilogo 1

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- Ay señor... venga va, dale, no lo alarguemos...

Martin estaba sentado en su silla de maquillaje y peluquería frente al espejo, la maquilladora que estaba hoy con él tenía en la mano una maquinilla de afeitar, y le miraba con una ceja alzada, como si quiera decir que no creía ni una palabra de lo que estaba escuchando. La mujer movió su mano acercándola a la cara del muchacho, y esté dio un brinco de la silla, encogiendo la cabeza entre sus hombros como si fuera un niño pequeño haciendo una travesura.

- Martin!- dijo la mujer desesperada mientras soltaba una risa floja, dejando caer sus brazos hacía el suelo.

- Perdón, perdón, te juro que no era mi intención- dijo Martin acercándose a ella también con la risa floja- ha sido un reflejo...

- Reflejo dice... la colleja que te vas a llevar de mi parte no la vas a ver venir- dijo Carlos mientras pasaba sus brazos alrededor de los brazos y cuerpo del vasco inmovilizándolo.

- No, para, para, que haces, ¡Carlos!

- Que no tenemos toda la noche chiquillo- dijo Álvaro agarrando la maquinilla de afeitar.

Mientras que Carlos sujetaba a Martin, Álvaro le agarraba la cara con una mano, y con la otra le fue afeitando el bigote. El chico se terminó dando por vencido, y se quedó quieto sin moverse, para evitar que le hicieran un corte en la cara. Mantuvo los ojos cerrados y apretados, no quería mirar. No fue hasta que sintió que el abrazo de Carlos se aflojaba que volvió a abrir los ojos, y se encontró a la maquilladora sonriendo orgullosa.

- Gracias muchachos.

- No hay de que- dijeron Carlos y Álvaro a la vez mirando a Martin de reojo.

- Pero que guapo está mi baby!- dijo Blanco que acababa de entrar- a ti te venía a buscar, llevamos un rato esperando.

- Ay hija mía, que no había quien le quitara el bigote, si tu supieras- dijo Álvaro.

Martin suspiró poniendo los ojos en Blanco mientras iba hacía Blanca.

- Verás tú cuando me vean mañana mis hermanos, va a ser la coña de todo el finde.

- Te repito que estás guapísimo mi niño- dijo Blanco enganchándose de su brazo, y dejando un beso en su mejilla- venga, que cuanto antes empecemos, antes nos vamos a casa a descansar.

*****

La luna se alzaba alta en el cielo, bañando las calles de Madrid con una luz pálida y tranquila. Las noches de primavera eran frescas, con una brisa suave que se colaba por las ventanas entreabiertas. En el pequeño apartamento que Juanjo y Martin compartían desde hacía un mes, el reloj marcaba casi las cinco de la madrugada, pero Juanjo aún estaba despierto. Había pasado las últimas horas ordenando un poco el espacio, preparando algo de comer y esperando pacientemente el regreso de Martin, quien había estado en un rodaje nocturno.

Habían sido semanas intensas desde que decidieron mudarse juntos. Ajustarse a la convivencia había sido un reto hermoso, lleno de pequeños momentos de descubrimiento. La mezcla de sus rutinas, las noches de risas y películas, las mañanas compartidas con café y el sonido del tráfico de fondo. Todo parecía encajar con naturalidad, como si el espacio que ahora llamaban hogar hubiera estado esperando por ellos todo ese tiempo.

Juanjo, sentado en el sofá con una manta sobre las piernas, ojeaba distraídamente su teléfono, mientras en la cocina lo esperaba un pequeño tentempié para cuando Martin llegara. Era su manera de mimarlo después de esos largos días de trabajo, sabiendo que el cansancio del rodaje a menudo se traducía en pocas ganas de preparar algo al llegar a casa. Hoy había decidido hacer una tortilla de patatas con ensalada ligera, lo justo para llenar el estómago sin ser demasiado pesado.

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⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

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Pase lo que pase tu y yo // JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora