Los lamentos de Hermione resonaban en el piso de arriba; Ron sollozaba mientras golpeaba las paredes con los puños, y Harry, desesperado, cogió el monedero de Hagrid que le colgaba del cuello y sacó la snitch de Dumbledore. La agitó, esperando tal vez un milagro, pero no ocurrió nada. Luego agitó también la rota varita de fénix, pero había quedado completamente inservible; entonces el fragmento de espejo cayó al suelo y Harry vio un intenso destello azul...
El ojo de Dumbledore lo miraba desde el espejo.
-¡Ayúdanos! -le suplicó, abrumado-. ¡Estamos en el sótano de la Mansión Malfoy! ¡Ayúdanos!
El ojo parpadeó, pero enseguida desapareció.
Harry ni siquiera estaba seguro de haberlo visto. Inclinó el fragmento de espejo hacia un lado y otro, pero sólo vio el reflejo de las paredes y el techo del sótano; arriba, Hermione gritaba cada vez más fuerte, y a su lado Ron no paraba de bramar: «¡¡Hermione!! ¡¡Hermione!!»
-¿Cómo entrasteis en mi cámara? -preguntó Bellatrix-. ¿Os ayudó ese desgraciado duende que está en el sótano?
-¡Lo hemos conocido esta noche! -gimoteó Hermione-. Nunca hemos estado en su cámara. ¡Ésta no es la espada verdadera! ¡Es una copia, sólo una copia!
-¿Una copia? -repitió Bellatrix con voz estridente-. ¡Mentirosa!
-¡Podemos comprobarlo fácilmente! -exclamó Lucius-. ¡Ve a buscar al duende, Draco; él sabrá decirnos si la espada es auténtica o no! Harry se acercó presuroso a Griphook, acurrucado en el suelo.
-Griphook -le susurró acercando los labios a su puntiaguda oreja-, debes decirles que esa espada es una falsificación; no deben saber que es la auténtica. Por favor, Griphook... El muchacho oyó pasos en la escalera que conducía al sótano y, un momento más tarde, la temblorosa voz de Draco bramó detrás de la puerta:
-¡Apartaos y poneos en fila en la pared del fondo! ¡No intentéis hacer nada, o moriréis!
Los prisioneros obedecieron. Cuando la llave giró en la cerradura, Ron accionó el desiluminador y las luces fueron absorbidas por éste, dejando el sótano a oscuras. Entonces la puerta se abrió de golpe; Malfoy, pálido pero decidido, entró con la varita en alto, agarró al menudo duende por un brazo y lo sacó a rastras. Cerró de nuevo la puerta y en ese preciso instante un fuerte «¡crac!» resonó en el sótano.
Ron volvió a accionar el desiluminador y salieron tres esferas de luz que se quedaron suspendidas en el aire, revelando a Dobby, el elfo doméstico, que acababa de aparecerse en medio de los prisioneros.
-¡¡Dob...!!
Harry cogió a Ron por el brazo para que no gritara, y éste puso cara de susto al darse cuenta del error que habría cometido. A través del techo oyeron pasos en el piso de arriba, sin duda Draco conduciendo a Griphook ante Bellatrix.
Dobby tenía muy abiertos sus enormes ojos con forma de pelotas de tenis, y temblaba desde los pies hasta la punta de las orejas: había regresado a la casa de sus antiguos amos y era evidente que estaba muerto de miedo.
-Harry Potter -dijo con un hilo de voz-, Dobby ha venido a rescatarte.
-Pero ¿cómo has...?
Un alarido espeluznante ahogó las palabras de Harry: estaban torturando otra vez a Hermione, así que el chico decidió ir al grano:
-¿Puedes desaparecerte de este sótano, Dobby? -El elfo asintió agitando las orejas-. ¿Y puedes llevarte a humanos contigo? -Volvió a asentir-. Muy bien. Pues quiero que cojas a Luna, Dean y el señor Ollivander y los lleves a... a...
ESTÁS LEYENDO
Potter
FantasiaÉl Gryffindor Ella Slytherin El con la orden del fénix. Ella con los mortífagos. El protegiendo a su familia. Ella cediendo ante la oscuridad. Elizabeth no había vuelto a salir de esa vieja casa luego de la muerte de James, sus días consistían en...