Capítulo 8 El libro de encantamientos

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Elizabeth buscaba entre las estanterías de Flourish y Blotts había escuchado a la Profesora McGonagall y al profesor Dumbledore hablar sobre la segunda prueba. Conocía el encantamiento para nadar bajo el agua, encontró el libro en la zona de encantamientos.

Una vez en Hogwarts, uso una de las lechuzas del colegio para enviar el libro a Harry, sin ninguna nota, temía que si descubría que ella se lo envió no lo usaría debido a como termino su última y única conversación.

...

—¿Ya has resuelto lo del huevo?

—Déjalo Hermione, aun tiene bastante tiempo —Ron intentaba hablar mientras  masticaba una presa de pollo.

—Ron eso es asqueroso —el nombrado solo se encogio de hombros.

Una de las lechuzas del colegio entró al gran comedor y dejo el paquete frente a Harry, algunas personas lo observaban lo normal era recibir el correo en la mañana, además que Harry apenas recibía correo.

—¿Es de si...auch —Hermione le había dado una patada por debajo de la mesa.

—No tiene nota.

Harry quito la envoltura y se encontró con un libro de encantamientos.

—¿Un libro?

—Tal vez tenga encantamientos que te sirvan para el torneo.

—De igual forma, ningún encantamiento me servirá hasta que no descifre el enigma del huevo —lo guardo en su mochila, lo guardaría en su baúl una vez en su cuarto.

—Tal vez lo envió alguien que quería ayudarte —observo a la profesora Potter comía en silencio.

Hermione había notado que era muy reservada, apenas la veía en el castillo, parecía que apenas salía de su oficina, tampoco la veía charlar con otros profesores.

—No ha sido ella Hermione, nisiquera ha intentado hablar conmigo.

—¿Lo has intentado tu?

—¿Porque tendría que acercarme yo? Yo no sabía que tenía una tía, fue ella la que dejó que me dejaran con los Dursley.

—Tal vez tenía sus razones.

—Hermione no la defiendas, ella pudo hacerse cargo de Harry y no lo hizo.

...

La marca cada vez tomaba más color, eso solo le traía los recuerdos de su juventud, el miedo, los llantos, las súplicas, las muertes.

Lo que había tenido que hacer luego de la muerte de Regulus, el señor tenebroso ya no confiaba en ella, estaba esperando el momento para asesinarla, ante la menor sospecha de traición, sabía que no podía escapar, ya no había marcha atrás.

Así que se decidió a no dejar ni la más mínima sospecha de traición, se esforzó por servirle bien, de cumplir sus órdenes al pie de la letra, al poco tiempo se volvió una de sus mejores mortífagos, él mismo le había enseñado algunos secretos de la magia oscura, escalo a tal punto de volverse su mano derecha.

Era de las más jóvenes, pero era una bruja brillante y talentosa, Voldemort se había dado cuanta de eso, estaba encantado de tenerla de su lado. Aprendía rápido y cumplía con sus órdenes, ni cuando tuvo que batirse a duelo con su hermano vacilo, o al menos eso creía él.

Quiso muchas veces detenerse, atacarlo a él y correr a ayudar a su hermano, pero sabía que ni siquiera alcanzaría a levantar la varita en su dirección antes de que él la matará, así que en cambio decidió obedecer atacaba a su hermano, siempre estando alerta de no causarle gran daño, mientras la pelea se viera real, lo que más le dolía era ver que su hermano peleaba en serio, con Sirius a su lado cubriéndo le sus espaldas, como Regulus lo había hecho con ella.

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