Capítulo 3 Beauxbatons y Durmstrang

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-Pudiste decirme que Alastor iba a ser el nuevo profesor.

-Si te lo hubiera dicho no abrías aceptado el empleo.

-Claro que no, intento arrestarme.

-Alastor no sabía que te habias pasado a nuestro bando.

-Y aun así me llevo ante el ministerio, me llevo a juicio.

-En el cual demostramos tu inocencia.

-Si, pero nada me garantiza que encuentre algo para acusarme.

-Puedes confiar en mi, eso no sucederá.

- ¿Confiar? Como confíe que pondrías a salvo a mi hermano, el esta muerto si no lo recuerda, confíe en que pondrías a Harry a salvo y me entero por el que a vivido en una prisión con esos muggles, ¡Barrotes en su ventana! Creció en una alacena ¡Una alacena, Dumbledore!

-Creo que debes calmarte Elizabeth, sabes que es el único lugar que Harry esta a salvo.

-No voy a calmarme, ya tomaste suficientes decisiones respecto a Harry, eso ya se ha acabado.

-Sabes que Harry debe permanecer con los Dursley, Petunia es la única que puede darle la protección que necesita.

-No me refiero a apartarlo de sus tíos, Harry seguirá pasando los veranos con ellos, pero solo lo necesario, luego me lo llevare conmigo, y yo tendré la custodia de Harry hasta que cumpla los 17.

-Me parece bien, enviaré una carta al ministerio para que la custodia pase a ti y deje de ser de Petunia. Petunia seguirá teniendo su custodia en el mundo muggle y tu en el mágico. Ahora si me disculpas debemos ir a recibir a nuestros invitados.

...

Elizabeth estaba junto a los alumnos de Slytherin cuando Karkarov bajo del barco, noto como saludo a Dumbledore y su vista paso por los estudiantes, hasta que se detuvo en ella. Le dio una pequeña sonrisa burlona, tal vez Hogwarts no iba a ser tan aburrido.

Elizabeth ayudo a llevar a los estudiantes dentro del castillo en orden, para el banquete, escucho a Dumbledore dándole la bienvenida a los invitados y dando inicio al banquete mientras miraba de soslayo a Karkarov.

-Ha llegado el momento -anunció Dumbledore, sonriendo a la multitud de rostros levantados hacia él-. El Torneo de los tres magos va a dar comienzo. Me gustaría pronunciar unas palabras para explicar algunas cosas antes de que traigan el cofre sólo para aclarar en qué consiste el procedimiento que vamos a seguir. Pero antes, para aquellos que no los conocéis, permitidme que os presente al señor Bartemius Crouch, director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional -hubo un asomo de aplauso cortés-, y al señor Ludo Bagman, director del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos.

Aplaudieron mucho más a Bagman que a Crouch, tal vez a causa de su fama como golpeador de quidditch, o tal vez simplemente porque tenía un aspecto mucho más simpático. Bagman agradeció los aplausos con un jovial gesto de la mano.

-Los señores Bagman y Crouch han trabajado sin descanso durante los últimos meses en los preparativos del Torneo de los tres magos -continuó Dumbledore-, y estarán conmigo, con el profesor Karkarov y con Madame Maxime en el tribunal que juzgará los esfuerzos de los campeones.

A la mención de la palabra «campeones», la atención de los alumnos aumentó aún más.
Quizá Dumbledore percibió el repentino silencio, porque sonrió mientras decía:

-Señor Filch, si tiene usted la bondad de traer el cofre- Filch que permanecía en un rincón del gran comedor, se acercó a Dumbledore con una gran caja de madera

-Los señores Crouch y Bagman han examinado ya las instrucciones para las pruebas que los campeones tendrán que afrontar -dijo Dumbledore mientras Filch colocaba con cuidado el cofre en la mesa, ante él-, y han dispuesto todos los preparativos necesarios para ellas. Habrá tres pruebas, espaciadas en el curso escolar, que medirán a los campeones en muchos aspectos diferentes: sus habilidades mágicas, su osadía, sus dotes de deducción y, por supuesto, su capacidad para sortear el peligro.

Ante esta última palabra, en el Gran Comedor se hizo un silencio tan absoluto que nadie parecía respirar

-Como todos sabéis, en el Torneo compiten tres campeones - continuó Dumbledore con tranquilidad-, uno por cada colegio participante. Se puntuará la perfección con que lleven a cabo cada una de las pruebas y el campeón que después de la tercera tarea haya obtenido la puntuación más alta se alzará con la Copa de los tres magos. Los campeones serán elegidos por un juez imparcial: el cáliz de fuego.

Dumbledore sacó la varita mágica y golpeó con ella tres veces en la parte superior del cofre. La tapa se levantó lentamente con un crujido.
Dumbledore introdujo una mano para sacar un gran cáliz de madera toscamente tallada. No habría llamado la atención de no ser porque estaba lleno hasta el borde de unas temblorosas llamas de color blanco azulado.

Dumbledore cerró el cofre y con cuidado colocó el cáliz sobre la tapa,
para que todos los presentes pudieran verlo bien.

-Todo el que quiera proponerse para campeón tiene que escribir su nombre y el de su colegio en un trozo de pergamino con letra bien clara, y echarlo al cáliz -explicó Dumbledore-. Los aspirantes a campeones disponen de veinticuatro horas para hacerlo. Mañana, festividad de Halloween, por la noche, el cáliz nos devolverá los nombres de los tres campeones a los que haya considerado más dignos de representar a sus colegios. Esta misma noche el cáliz quedará expuesto en el vestíbulo,
accesible a todos aquellos que quieran competir.
Para asegurarme de que ningún estudiante menor de edad sucumbe a la tentación -prosiguió Dumbledore-, trazaré una raya de edad alrededor del cáliz de fuego una vez que lo hayamos colocado en el vestíbulo. No podrá cruzar la línea nadie que no haya cumplido los diecisiete años. Por último, quiero recalcar a todos los que estén pensando en competir que hay que meditar muy bien antes de entrar en el Torneo. Cuando el cáliz de fuego haya seleccionado a un campeón, él o ella estarán obligados a continuar en el Torneo hasta el final. Al echar vuestro nombre en el cáliz de fuego estáis firmando un contrato mágico de tipo vinculante. Una vez convertido en campeón, nadie puede arrepentirse. Así que debéis estar muy seguros antes de ofrecer vuestra candidatura. Y ahora me parece que ya es hora de ir a la cama. Buenas noches a todos.

Elizabeth vio como Harry hablaba con sus amigos al salir, ella esperaba que no intentará entrar al torneo, se levanto de su asiento y salió del gran Comedor, los alumnos de Durmstrang se hacían a un lado para dejarla pasar. Noto a Karkarov frente a Harry.

-¡Karkarov! a no ser que tengas algo que decirle a Potter, deberías salir. Estás obstruyendo el paso.

Sin pronunciar otra palabra, el profesor Karkarov salió con sus alumnos.
Elizabeth clavó los ojos en su espalda y, con un gesto de intenso desagrado, lo siguió con la vista hasta que se alejó.

PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora