Liam llegó a su casa y la poca tranquilidad que había tenido en el día se fue cuando lo primero que escucho fue la voz de Ruth gritándole. Él se encontraba en su cama, abrazado al oso de peluche que Zain le había regalado. Estaba tan tranquilo que tardó en reaccionar por lo que cuando la chica entró a su habitación, golpeando la puerta con la pared al abrirla, lo hizo sobresaltarse.
—¿No me escuchas? ¿Acaso eres sordo o simplemente estúpido?
—Lo siento. Estaba a punto de ir contigo. ¿Qué necesitas?
—¿Qué necesito? Pues mis amigas y yo nos encargamos de la graduación de mi salón, y van a venir en 20 minutos, y quiero que estes abajo para que sirvas las bebidas y los snacks para nosotras.
—Pero tengo tarea que hacer, Ruth. Es importante.
—¿Es importante para mí? ¿Me afecta a mí? Creó que no, y no te pedí tu opinión así que baja ahora y comienza a hacer lo que te dije. Ya llegaron las cosas que pedí, quiero que acomodes todo, que luzca como de imagen de revista.
Liam no respondió, no quería tener problemas con Geoff por negarse a hacer lo que ella pedía así que se puso de pie para bajar.
—¡Espera! —lo detuvo abruptamente haciendo que Liam volteara a verla—. ¿De dónde sacaste ese oso?
—Yo... —se puso nervioso al escuchar eso—, Harry me lo regaló.
—¿Harry? —preguntó incrédula—. Se supone que tú y él son amigos, ¿no? ¿O te acuestas con él también?
—¿¡Qué!? ¡No! Harry y yo somos amigos, sólo eso.
—¿Entonces qué sentido tendría que te regalara un oso?
—Es mi amigo. ¿Tus amigas no te regalan cosas? —intentó desviar la atención.
—Mis amigas me regalan muchas cosas. Mejores que un simple y tonto oso de peluche. Soy su mejor amiga.
—¿Lo ves? Harry y yo somos mejores amigos, es por eso que me lo regalo.
La chica no le quitó la mirada a aquel oso que vestía de pirata. Liam estaba tan nervioso que no se percató que la mirada de la chica sobre su preciado osito no era de curiosidad, ni siquiera de asco, era más de envidia.
—Bien —dijo casi con rabia—. Ve y haz lo que te dije. Me daré una ducha.
Liam solo asintió y bajo las escaleras. En la cocina se encontraba un par de bosas con fruta picada, barritas de cereal, bolsas de pretzel y 2 litros de limonada rosa. Comenzó a poner todo en charolas y la limonada la vacío en una bonita jarra de vidrio. Todo se veía muy bien, tal cual quería ella, y Liam se sintió feliz por ello, pues significaba que la chica no lo molestaría o lo metería en problemas.
Llevo todo hacía la mesita del centro en la sala de estar donde él supuso que Ruth y sus amigas se quedarían en la sala. Después de haber ordenado todo muy bien, casi perfecto, se escuchó como tocaron la puerta un par de veces.
—¿No piensas abrir la puerta? —se quejó la chica cuando llegó a la planta baja—. No puedes hacer nada bien.
Ella se dirigió hacia la puerta, y cuando paso junto a la mesa casi pareció como si hubiera visto algo espantoso.
—¿Qué hace esto aquí?
—Yo lo traje. Acomode todo para que tus amigas y...
—¿Yo te pedí que trajeras todo esto para acá? —lo interrumpió con molestia.
—Yo pensé que...
—¡Tú no piensas! —le gritó— Regresa todo a la barra de la cocina. ¡Ahora!
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Graffiti Parte 2
FanficSEGUNDA PARTE DE GRAFFITI TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS NO SE PERMITEN ADAPTACIONES O TRADUCCIONES SIN AUTORIZACIÓN