Jimin creció toda su niñez y adolescencia en su habitación porque su madre no le permitía siquiera salir al resto de la casa porque aunque suene repetitivo: Podría lastimarse. El día que su vida cambiaría estaba por llegar justo cuando abriera los ojos esa mañana. Al despertar se estiró entre las sábanas de la cama para ponerse de pie en un salto y avanzar directo al balcón. Él acostumbraba a visualizar a cada caminante o a sus vecinos para distraerse, el muchacho de veinte años veía con diversión a un par de pajarracos que peleaban encima de un poste para ver quién se quedaba en el lugar, después miró la calle que era transitada por muchas personas. Algunas iban al trabajo, otras paseaban en el parque. La vista de Jimin se detuvo en un grupo de jóvenes que jugaban a golpear una pelota con palos tratando de adivinar el sistema de ese juego tan extraño que había visto en muchas ocasiones desde la lejanía. De pronto la pelota de béisbol le rozó el rostro cayendo directo al balcón. Preocupado se acercó para revisar qué era aquel objeto que aterrizó en su lugar seguro, él había visto muchas pelotas a lo largo de su vida, pero nunca las tocó porque eran de los niños que visitaban el parque. Sin embargo en esa ocasión podía tocarla.
«¿Y si me lastimo en el intento de tocarla?» Se preguntó apretando los labios al ponerse de cuclillas para verla de cerca.
Con miedo tocó la pelota con el dedo índice, después la tomó entre sus manos. Se sentía dura, muy parecida al material de uno de los bolsos de su madre, sonrió al ver qué era inofensiva y la abrazó como si de un tesoro se tratara.
—¿Hola? —Una voz masculina provocó que diera un brinco y se giró hacia el balcón para sorprenderse todavía más ante lo que estaba mirando.
Era un chico que aparentaba tener su misma edad, tenía la piel blanca como la porcelana, unos enormes ojos color miel, ceja poblada, labios rosas que estaban húmedos todo el tiempo, un lunar cerca de la ceja que parecía ser un piercing, llevaba puesto un pantalón de mezclilla roto color negro, botas de combate, una camisa blanca lisa que dejaba entre ver un tatuaje muy cerca de pecho, llegando casi casi a sus clavículas. Él acababa de trepar el balcón para recuperar la pelota perdida. Jimin soltó un gritó y retrocedió dos pasos hacia atrás.
—No vengo a hacerte daño, solo quiero mi pelota. Está autografiada por Babe Ruth y me gustaría tenerla de regreso —dijo al mismo tiempo que saltaba a piso firme.
—¿Autografiada? —cuestionó Jimin titubeante.
—Ya sabes, su firma.
«Entonces autografiada significa el nombre de una persona. ¡Que inteligente es este muchacho!», pensó maravillado, y miró la pelota que en efecto tenía escrito "Babe Ruth" en letras cursivas.
—¿Quién es Babe Ruth? —preguntó al colocar la pelota en el piso para darle un ligero golpecito y que de esa manera rodara a los pies del muchacho inteligente. Jimin no iba a arriesgarse a tener contacto físico, porque podría romperse.
ESTÁS LEYENDO
El Niño De Papel || Kookmin || Finalizado🔞
FanfictionJimin es un joven dulce e ingenuo que ha vivido toda su vida creyendo que es de papel. Pero todo cambiará cuando el destino de una pelota que cae por su ventana se cruce en su camino, o mejor dicho cuando un joven audaz se cruce en su vida. Kookmin ...