Capítulo 14

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¿Estás lista, Lil? 


Después del fin de semana más tranquilo y productivo desde hace bastante tiempo atrás, me encuentro entrando a la universidad nuevamente.

Bienvenido seas, lunes.

La mañana se me pasó volando, la verdad. Las primeras clases ya empiezan a ser preparatorias para los próximos exámenes y, para el examen de hoy, puedo sentirme lo suficientemente contenta. Sinceramente, gran parte de mis noches, este finde pasado, las dediqué a estudiar y estudiar, por lo tanto, he acabado vomitando todos los términos adquiridos recientemente. Cuando me den la nota, podré valorar con cuál de los dos pies, si el derecho o el izquierdo, empiezo la uni. Recen conmigo.

Por un lado, Noah sigue con sus altos y bajos. Durante el sábado me escribía lo bien que iba todo con Dereck y que esa misma noche se quedaba a dormir con él. El domingo ya no obtuve tan buenas noticias de su parte. Las excusas de Dereck volvieron a aparecer, como de costumbre. Al final, de querer hacer varios planes organizados por Noah, éste se quedó con una mano delante y otra detrás, ya que Dereck huyó de malas maneras, dejándole tirado durante todo el día. Lo que me contó fue, que al despertarse, se encontró con un mensaje de él diciéndole que se tenía que ir, que lo había pasado súper bien y que iban hablando. A mí me hace eso mi "rollo", mi "pareja", mi "lo que sea" y me vuelvo loca. Caigo en depresión al instante. Además de mandarlo a paseo, ¿para qué mentir?

Por el otro lado, Brix apenas ha dado señales de vida. Por cierta parte, lo agradezco porque he podido reflexionar, pensar, rumiar y de todo. Puedo llegar a la conclusión de que si hubiese estado escribiéndome o hubiésemos hablado o, incluso, nos hubiésemos visto, no habría podido pensar con claridad ni poder valorar mis sentimientos hacia donde van dirigidos. Así que, agradezco en cierto modo el espacio que me ha dado, al igual que lo necesitaba.

También debo admitir que los pensamientos intrusivos han formado parte de estos días, según en qué momentos. No voy a pintar las cosas como si de color fantasía se trataran. El hecho de no saber nada durante estos días, dos específicamente, me llegaba a plantear en que ya no quería arreglar lo nuestro, en que se había arrepentido de decirme todo lo que dijo, en que no eran ciertas ningunas de sus palabras, entre muchas otras películas más creadas por mi grandioso y creativo coco. En algún momento que otro, he esperado ese deseado mensaje, he esperado a que me dijera un mínimo "hola" e, incluso, he pensado en abrirle yo misma. Al final, después de muchas guerras internas, decidía que no, que era mejor resistir y hacerlo cuando estuviera segura.

Lo último que quiero es marear la perdiz, más de lo que ya está mi cabeza.

Que, por cierto, hablando de cabeza, no se me va de ésta el inesperado beso. Entre medio de rayadas, de ilusiones, me venía el momento en que sus labios se posaron contra los míos. Fue rápido pero inolvidable. Aún podría decir que sigo sintiendo su contacto. Y si pasa eso, es porque algo pasa en mí también.

—Hola, Lil —saluda Noah llegando a mí, mientras ambos nos sentamos en nuestros respectivos asientos para la primera clase.

—Hola, cielo, ¿cómo estás? —pregunto dejando mis cosas en el respaldo de la silla.

—Bueno, ahí vamos. —responde, dejando ver una ligera mueca en su rostro.

Sé perfectamente que no está bien y le entiendo. Yo tampoco estaría bien si me hubiera tratado así.

—¿Has hablado algo más con él? —pregunto intentando sacar algo más de información para ver si pudiera ayudarle de alguna manera.

—Que va Lil. No pienso hablarle. —suspira. —Ya suficiente hago, si no me quiere ver o, ni siquiera, hablar. Pues allá él. —responde entornando su mirada a su teléfono móvil.

Sueños EscritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora