¿Más sorpresas?
La noche anterior la pasamos paseando por la capital y cenando junto a las olas del mar. Brix ama el mar. Toda su vida ha vivido junto a éste y es algo que lo caracteriza mucho también. A mi me gusta en el sentido de lo que me transmite, ya sean las olas y su movimiento, las diferentes tonalidades que desprende en cada litro que lo complementa, su sonido tan indescriptible, su variedad de vida que contiene, algunas de ellas ni siquiera descubiertas por la ciencia humana. El mar, el océano, es algo único y misterioso, y me parece fascinante.
Al llegar al apartamento, pasamos varias horas en la cama mirando por la cristalera frente a nosotros. Tumbados, él apoyado sobre mi vientre y yo acariciando su espalda suavemente. Las horas pasaron entre caricias, te quieros y amor, y no hay mejor manera de demostrar dicho sentimiento con contacto de diferentes cuerpos uniéndose en uno mismo. Fue un momento especial, íntimo, solo existíamos nosotros dos. Nada más importaba. Nada más tenía valor en ese momento. Él y yo.
Me incorporo de la cama, no sin antes echar un rápido vistazo al hombre que duerme junto a mí. No puedo evitar sonreír. Tan natural como siempre. Al levantarme de ésta, un fuerte dolor atraviesa mi estómago de punta a punta, lo que provoca que me retuerza de malestar.
—¿Amor? —pregunta aún con los ojos cerrados.
—Estoy bien, voy a ducharme. —respondo. —sigue durmiendo mientras, amor. —continúo.
Sello un beso sobre su mejilla y me dirijo al lavabo. El dolor ha apaciguado un mínimo, pero sigue estando presente. Decido por meterme en la ducha e intentar que disminuyera por completo. Aunque el intento se quedó en simplemente eso, un intento. Salgo, me seco y me visto con algo fresco y ancho. Mi cuerpo me pide comodidad ahora mismo.
—¿Estás preparada para el día de hoy? —pregunta con una sonrisa de punta a punta.
—¿Que tipo de pregunta es esa? —respondo sonriendo, una vez salgo del lavabo.
—Me parece genial, porque necesitamos muchas fuerzas y energías hoy. —añade misterioso.
—¿Qué se supone que vamos a hacer? —pregunto curiosa acercándome a él, el cual sigue tumbado en la cama.
—Primero de todo... un beso. —contesta poniendo morritos.
Me acerco aún más a él y le planto un corto beso en los labios.
—¿Y bien? —insisto a pocos centímetros de él.
—Por lo demás... sorpresa. —responde y se levanta de la cama dejándome ahí.
—¡Eh! Eso no se vale. —protesto mirándole.
—Claro que sí. Yo no he dicho en ningún momento que te lo vaya a decir. Y mucho he dicho ya. —dice para, seguidamente, adentrarse y encerrarse en el lavabo.
Suspiro ante tanta incertidumbre y me tumbo en la cama, tal y como mi cuerpo estaba posicionado. Escucho a Brix hablar por teléfono, pero no le doy ningún tipo de importancia, y me levanto para vestirme y maquillarme algo sutil y ligero. Soportando estas altas temperaturas prefiero llevar la menor cantidad de producto en la cara.
Terminamos de vestirnos y salimos del apartamento para dirigirnos hacia la playa. Aún no sé qué es lo que vamos a hacer hoy pero, por lo que puedo presentir, parece que algo acuático. Sigo a Brix, el cual se avanza varios metros, y al girar la esquina de una de las casetas de la playa, nos adentramos al puerto. Observo confundida cada detalle que me rodea. No sé muy bien por donde van los tiros pero solo de ver los reflejos del mar, me siento algo mareada.
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Sueños Escritos
Любовные романыLily es una joven estudiante, con 22 años de edad, con pasión y profesión en la estética y la belleza, junto con el interés por la psicología y la escritura. Desde siempre ha creído en príncipes azules, el amor a la antigua y la magia de éste. Se h...