Algo más©.

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Capítulo 2.

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Nicole Valencia.

La noche avanzaba entre conversaciones animadas y risas dispersas por el ambiente elegante del evento. Después del encuentro inicial, Mateo y yo nos encontramos de nuevo en un espacio más tranquilo, donde la música suave y las luces tenues proporcionaban un telón de fondo perfecto para una conversación más íntima.

Nos sumergimos en temas variados: desde nuestras carreras hasta nuestros pasatiempos y gustos personales. Descubrí que Mateo no solo era un talentoso cantante, sino también un apasionado por la música variada desde una edad temprana. Sus historias sobre su infancia y cómo descubrió su amor por el escenario me cautivaron.

También descubrí que era un gran compositor, y que su fama empezó desde un cover que hizo de una canción de Trueno. Le gustaba mucho el ron, y era lo que estaba tomando en estos momentos.

—Así que, te graduaste con honores en tu carrera de Marketing y antes de lo común, y luego estas aquí, como creadora de contenido subiendo como espuma.

Resumió Mateo, después de hacerle un pequeño resumen de cómo había terminado mi carrera de Marketing en tres años, y como llevaba tan solo 6 meses en redes sociales.

Solté una risa, para luego sonreír de manera tímida.

—Así es, soy toda una joyita, ¿a qué si?

—Sí, eso parece. —Mateo sonrió con satisfacción ante mi respuesta. —Pareces una mujer muy segura de sí misma.

—Lo soy, Mateo. —Tome un sorbo del vino tinto que quedaba de mi copa antes de seguir la conversación. —Así que, ahora estas en Barcelona porque tuviste este show, pero no eres de aquí...

—No, no lo soy...

Ladeo un poco su cabeza y con su mirada me invito a seguir la frase.

—Eres de... ¿Argentina?

— ¿Pregunta o afirmación? —Pregunto alzando una ceja.

Reí, y dude por un momento. Tenía cierto acento, pero dudaba un poco, no llevábamos hablando más de veinte minutos y no había utilizado mucha jerga argentina.

No quería equivocarme.

—Afirmación.

—Correcto. Y tú, sin dudarlo eres Colombiana.

Abrí mi boca sorprendida.

—Ey, que llevo un año en España, pensé que ya me camuflaba con los españoles.

El soltó una risa fuerte, mostrando sus dientes, tenía bonita sonrisa. Negó con su cabeza mientras tomaba otro sorbo de su vaso.

—Para nada.

Rodé los ojos riendo mientras lo miraba a los ojos.

— ¿No tienes otra presentación que hacer esta noche?

—No. Por esta noche seguiré siendo todo tuyo.

Solté una risa por lo bajo mientras lo señala de manera acusadora.

—Que coqueto.

—Solo con vos.

Solté una risa más fuerte y le di un pequeño golpe en el brazo.

—Basta, que me enamoro.

Bromee mirándolo fijamente. En respuesta en alzo su vaso invitándome que hiciera lo mismo con mi copa, cuando la alce, acerco su vaso chocándolo suavemente con mi copa.