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Capítulo 16.

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Nicole Valencia.

Caí y sin paracaídas.

Caí sin pensarlo un segundo.

En realidad, aun no toco tierra firma.

Sigo cayendo, libremente.

Pero, a diferencia de muchas personas que estarían muertas de miedo de estar cayendo sin paracaídas; yo no tengo miedo.

Y esa sensación de vértigo, de adrenalina, de emoción es la que me estuvo embarcando todo mi sistema cuando estuvo subida en el escenario con Mateo.

Es esa la sensación que me embarga siempre que estoy con él, pero, luego llega la calma, la sensación de hogar.

Es un buen equilibrio.

Hoy, varios días después del concierto, se cumple ya un mes desde que Mateo llego a Barcelona. Su gira empezaba hace dos semanas, pero el decidió cambiar las fechas. Por estar aquí.

Han sido días de fiesta, salidas a eventos, de quedarnos en casa sin hacer nada, o de pasar tiempo con nuestros amigos, o estar separados haciendo cada uno sus cosas, pero sabiendo que al final nos terminaríamos viendo.

Hoy, es uno de esos días.

Mateo está en el estudio ultimando detalles para el lanzamiento de la canción que hicimos juntos. El público la espera con ansias.

Y yo, estoy en mi apartamento revisando correos, cerrando contratos con marcas o finalizando otros. He crecido mucho en redes, ahora tengo más cosas que hacer, espero tener vacaciones pronto.

Por ahora, tengo una copa de vino a mi lado, esperando terminar los correos y dar una clase de Marketing de mi curso en línea. Tengo todo un día por realizar.

Eso es lo que pienso, pero después de cinco horas lo he terminado todo, y apenas son las cuatro de la tarde. Así que, decido darme una ducha larga con agua caliente, y luego leer un buen libro.

Son las seis cuando termino el libro. Reviso redes sociales, respondo algunos comentarios y cuando tengo pensando en llamar a Gabriela una llamada de ella entra.

La llame con el pensamiento.

— ¡Parce!, ¿a que no adivinas dónde estoy?

Es su saludo en cuanto contesto.

Se escucha eufórica. Más de lo normal.

<<Parce. ¿Hace cuánto no dice eso?>>

<<Ay>>

— ¿Colombia?

Pregunto con duda.

—Sí, y no puedo creer que hubiera pasado tanto tiempo sin venir. Nicole que hijueputa chimba estar aquí.

Frunzo mi ceño soltando una risa. ¿Pero qué le pasa a esta loca?

— ¿Qué dices?, ¿Por qué estás tan eufórica? Visitaste Colombia hace 5 meses y nunca eres muy patriota que digamos.

—Ah, es que, antes no había venido con un Argentino.

Silencio.

No lo puedo creer.

— ¿Qué?

—Si...

— ¡Gabriela!, ¿te llevaste a Santi?

— ¡SIIIIII!

A su respuesta emocionada se le une la voz de Santiago.

Oh, se juntaron dos locos en Colombia.

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