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Capítulo 15.

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Mateo Lombardi.

—Puaf, muchachos, miren quien ha decidido dejarse ver después de tres días. —La voz de mi manager tiene un tinte de broma, pero no me dejo llevar por eso. —No me pagan lo suficiente Mateo.

Sonrió, alzo las manos en son de paz. Mientras termino de ingresar al estudio, donde está la mayoría del equipo.

—Traigo una canción completa.

El rostro serio de Joaquín desaparece para mostrarme una sonrisa completa.

—Che, eso es lo que quería escuchar. —El equipo se ríe. —La mostraras en el concierto de hoy.

Asiento ante su orden.

— ¿Composición hecha solo por ti? —Pregunta después de un rato.

—No. Nicole hace parte.

Alza una ceja pero no dice nada, toma nota en una hoja y ordena que empecemos con el tema del instrumental.

—Tenemos menos de cuatro horas para tener un instrumental decente. Para cuando se haga el lanzamiento oficial se habrá mejorado.

Todos asienten ante la voz dirigente del manager.

Le mando un mensaje a Nicole avisándole que estaré ocupado pero que la veré en el concierto antes de poner en modo ocupado mi celular y concentrarme con mi equipo.

Después de un rato de arduo trabajo tenemos la base, salgo del estudio a comer algo antes de comenzar a prepararme para el show. De camino al estadio subo una historia a mi Instagram sobre como espero ansiosamente verlos en el concierto, les digo que habrá una sorpresa.

Al llegar comenzamos con el calentamiento, y ordenes de aquí para allá. Cuando ya está todo listo y me han dejado solo en el camerino me tomo un momento para respirar y agradecer todo lo que tengo. Prendo mi celular y le respondo a mi madre que me manda muchos mensajes de amor.

Dejo el celular con mis demás cosas y salgo del camerino.

Cuando estoy en el escenario y escucho los gritos de mis fans comienzo a bailar la coreografía que teníamos preparada para el inicio del show. Las personas gritan más emocionadas, mientras sigo con mis pasos. Veo los flashes de los celulares, y yo solo me dejo llevar.

Me muevo de un lado a otro del escenario hasta que la canción llega a su fin y yo quedo de rodillas sobre el escenario. Me levanto y tomo el micrófono que uno de los bailares me da.

— ¡Muy buenas noches Barcelonaaaa!

La potencia del saludo de mis fans no me decepciona.

Sigo con el show, todo va saliendo genial, hago mis dinámicas con ellos, y cuando llega la hora todo queda en oscuridad, para luego quedar unas luces verdes alumbrando el escenario.

Los espectadores están esperando.

Traen una silla donde tomo asiento, para luego ver a Nicole caminar hacia mí, acompañada de Santiago, y mi manager que trae una silla para ella.

— ¡Mateo! —Me nombra con una expresión de susto en su rostro. — ¿Qué es esto? —Pregunta en un susurro como si ellos pudieran escucharla.

—Sorpresa.

Ella quiere replicarme, pero una luz blanca nos apunta.

—Barcelona. Ustedes van a ser los primeros en escuchar mi próximo sencillo, ¿están preparados? —Digo volteando a mirar a las más de doscientas personas que están mirándonos.

El "si" se escucha fuerte y claro.

La base del instrumental comienza a sonar. Carraspeo antes de acercar el micrófono a mis labios, dejo de mirar al público y me centro en Nicole. Que está más sonrojada de lo normal, que no sabe a dónde mirar y que seguramente tiene ganas de matarme.

Después de unos segundo y justo cuando debo comenzar a cantar me mira.

En el ritmo de un tango nos encontramos,

Entre sonrojos y labios rojos naturales,

Secretos compartidos bajo la luz de las estrellas,

Somos algo más que una historia, somos algo más que dos almas gemelas.

El ritmo comienza suave, la gente me acompaña con suaves aplausos de fondo. Y luego empieza el ritmo más rápido, más bailable.

Bailamos al compás de una conexión que no tiene fin,

Tus ojos cafés reflejan mi universo sin fin.

Acércate más a mí.

Bailando pegaditos una sintonía sin fin.

Bajo el micrófono mientras el instrumental sigue, una de las bailarinas se acerca con un micrófono, me levanto y lo tomo, me acerco a Nicole y se lo extiendo, la gente grita con furor.

Una respuesta negativa sale de Nicole en un susurro.

En el ritmo de un tango...

Mientras componíamos Nicole llego a cantar unos pedazos con una voz suave, y me agrado, así que, para la segunda parte la canción vuelve a un ritmo suave, miro a Nicole ladeando mi cara.

"por favor."

Nicole me da una mala mirada antes de levantarse y tomar el micrófono. Me acerco más a ella y juntos cantamos.

En el ritmo de un tango nos encontramos,

Nuestros labios entrelazados compartiendo miles de secretos.

Paso el micrófono a mi mano derecha, ella hace lo mismo, y lo baja porque no sabe que sigue, pero sé que lo sabrá y cantara conmigo. Acerco mi mano libre a la suya y entrelazo nuestras manos.

Tus manos se encuentran con las mías como notas en una canción,

En cada palabra escrita, en cada confesión, en cada beso tuyo...

Ella sonrió, alza el micrófono y canta conmigo.

En cada beso tuyo, se siente tu pasión,

Eres mi musa para esta canción.

Ella hace silencio, yo sonrió nervioso.

Y te repito por si acaso: en cada beso tuyo el tiempo se detiene como si el universo entero se inclinara ante nosotros.

Babababa.

En cada amanecer y cada anochecer,

Mi corazón te busca,

Porque contigo he encontrado,

Lo que el universo me ha preparado.

Bababa.

El estadio se llena de aplausos y gritos, me acerco más a Nicole, rozo nuestros labios.

—Gracias.

Susurro.

Sus ojos me miran con ese brillo que tanto me gusta ver.

Me da un casto beso, y en ese momento los aplausos dejo de escucharlos, no hay gritos de personas, la luz blanca no está, no estamos aquí. Ellos no están aquí.

Somos solo ella y yo, no importa dónde.

Solo la veo a ella.

A mi musa.

Le doy un beso suave, largo, de los que se sienten.

De los que nos llevan al más allá, y luego nos devuelven para seguir siendo algo más. 

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