XXIII

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Los suaves y esponjosos labios de Abril estaban llevandola al cielo, su
frecuencia cardiaca aumentaba cada vez que aquella traviesa lengua de la Omega hacia contacto con la suya robándole el aliento y suspirós.
La alfa sentía cosquillas en su pecho que se expandía a todo su cuerpo,
jamás nadie la había besado como aquella chica de ojos marrones lo
estaba haciendo, su sabor, su olor a fresas mezclado con un toque a citrico hacia que su lobo interior moviera la cola emocionado por al fin tener contacto con su Omega, porque si, Abril era suya.

- Déjame ser tu alfa - Susurro la Alfa contra sus labios después de haber terminado aquel beso - Por favor... - Las delicadas manos de Abril
se aferraron las mejillas de Samantha haciendo que está abriera sus ojos conectando así sus miradas - No creo que pueda estar alejada de ti, no después de haber probado tus labios, no después de probar tu sabor.

- Tengo miedo Samy - Fue lo que exclamó la Omega con un tono suave de voz dejando que su olor se transformará de uno muy dulce a uno casi amargo debido a la angustia que invadía su pecho - No quiero que vuelvas a romper mi corazón, yo sé que tú no eres una alfa de una sola Omega y...

- Se que te lastime, se que hice las cosas mal - Suspiró colocando sus
manos sobre las de Abril que aún permanecían en sus mejillas - Y te juro que no me alcanzará la vida para pedirte perdón, fui una estúpida, pero por favor dame la oportunidad de ganarme de nuevo tu confianza, déjame demostrarte que ahora solo tengo ojos para ti - Entonces la Omega presionó levemente sus labios contra los de la alfa antes de curvar sus labios en una pequeña sonrisa y murmurar un "Está será la última oportunidad que te daré, por favor no lo arruines" y solo eso basto para que el lobo de Samantha aullara emocionado haciendo que la tonalidad de sus ojos miel se hiciera un poco más clara mientras dejaba que su olor
se impreganar en cada poro de la piel de Abril.

- Basta Samy - Reprendió la Omega en medio de risas mientras se alejaba de la rubia - Voy a oler a alfa y en la tarde iré a ver a mamá. No quiero que se haga ideas erroenas en su cabeza.

- ¿Y? Ahora eres mi Omega, así que debes tener mi olor en ti, así ningún alfa se atreverá a acercarte a ti.

- Pareces un hombre de la caverna, solo te falta orinar encima de mi
para terminar de marcar tu territorio - Soltó con una sonrisa Abril arrugando su nariz mientras mordía ligeramente la lengua.

- No me des ideas Abi - Samantha no pudo contener la risa al verla expresión de horror que se apoderó del rostro de la castaña mientras está intentaba soltarse de sus brazos - Oh cariño, deja de luchar porque apartir de ahora no me voy a alejar nunca de ti.

- Dios mío, he creado un mounstro...

ALFA (Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora