XIV

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Por otra parte teníamos a la castaña, quien no había podido parar de llorar desde que Samantha había abandonado su apartamento llevandose con ella su corazón, y es que a pesar de todas las advertencias que le dijeron sus
amigas, Abril las había hecho a un lado, ella no deseaba creer todas esas cosas malas que decían de su hermosa Ala.

Samantha con ella era diferente, era tierna, delicada, cariñosa, siempre
estaba pendiente de que Abril se sintiera bien, feliz y segura. Todo fue
así hasta hoy.

¿Por qué las cosas tenían que ser tan dificiles? ¿Por qué simplemente no
todo podía ser como un cuento de hadas?... Dónde todo es felicidad y amor.

La Omega sabía muy bien el miedo al compromiso que tenía la alfa, ella lo veia en sus ojos, sabía que la rubia no se entregaba a ella por completo,
pero en algún punto había sentido una pequeña luz de esperanza en estos días que habían estado compartiendo juntas. Pero se equivocó grandemente destruyendo así su propio corazón.

- No llores por alguien como Samantha - Le decía Saramientras la arrullaba en sus brazos, que por azares del destino había llegado al apartamento de la castaña - Tu eres tan linda, tan cariñosa, eres maravillosa Abril, te mereces el mundo enteró, mereces estar con alguien que no tenga miedo de estar contigo.

- Pero la quiero a ella - Decia la ojimarron en medio del llanto - Yo quiero a Samantha.

- Lo se preciosa, pero solo te va a lastimar y no es justo - La Omega se aferró más al cuerpo de la rubia y se permito llorar hasta quedarse dormida.

Y en ese instante viendo a la ojimarron tan frágil, Sara se prometió hacer lo que sea para que aquella linda chica fuera feliz, iba a intentar enamorarla y que fuera su Omega, porque aquella rubia de hermosos ojos verdes y cálida sonrisa estaba perdidamente enamorada de Abril y sentía que
ella si era capaz de darle todo lo que aquella alfa estúpida no podía.

ALFA (Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora