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Era inevitable que cualquier Omega que aún no estaba enlazada a un alfa, tuviera pequeños delirios por Samantha Rivera, aquella alfa líder de hermosos pero intimidantes ojos miel que eran capaz de robarte el
aliento, eran capaz de hacer doblegar a cualquier alfa que tuviera el coraje de faltarle el respeto, eran capaz de hacer que te arrodilladas antes ella y cumplieras todos sus caprichos.

Así era Samantha, dominante, fría, calculadora y sobre todo hermosa,
cumplía cada una de las cualidades que toda Omega buscaba en su pareja, era la alfa más deseada y temida. Y eso le gustaba.

A sus 23 años siempre había tenido lo que quería, no existía una sola
Omega que se resistiera a sus encantos, aunque ellas sabían muy bien que no podían aspirar a algo serio con la rubia. Eso no las detenía a aceptarla en su cama así sea por una sola noche, para esas chicas era un gusto decir que pudieron tenerla entre sus sábanas.

- Mira como tienes a todas esas omegas locas por ti - exclamó Vicky la amiga de Samantha. Ella también era alfa, pero a diferencia de la rubia, la pelinegra si estaba enlazada con su novia de más de 2 años.

- Es el efecto Rivera, que te puedo decir - Murmuro mirando hacia las
chicas y guiñándole un ojo - Mi aroma las vuelve locas.

- No siempre debes tener esa vida tan loca Riv, deberías sentar cabeza... Tener una relación seria, con una mujer que te quiera de verdad y...

Vick, Vick, Vick - Canturrio la rubia - Para sermones tengo a mi mamá - Se levantó de la silla, coloco sus lentes negros sobre sus ojos para después hablar - Jamás voy a tener algo serio, jamás voy a costejear a una Omega y mucho menos enlazarme, me gusta estar así libre, así soy feliz.

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Primer cap!

ALFA (Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora