Noche con dudas

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La noche había llegado, e Iguro contra su voluntad tuvo que retirarse, no sin antes prometerle a Mitsuri que volvería al día siguiente a primera hora a verla, y pidiéndole a Kanao que por favor, cuídate de ella.

Mitsuri se sintió bastante triste de verlo partir, sentía que se le encogía el corazón, era una emoción bastante intensa, quizás era por la soledad de estar en un cuarto, o porque ya comenzaba a extrañar a su compañero de ojos hermosos.

— ¿Por qué lo extraño tanto? Antes no me sentía así. — Se preguntaba a sí misma, acostada mirando al techo con un poco de tristeza.

— Le traje la cena Kanroji-san.— Kanao volvía a interrumpir, trayendo ahora una bandeja con bastante comida, pues todas en la finca sabían el gran apetito que la pilar del amor poseía.

— Ah, gracias Kanao-chan — Le sonrió. — Aunque puedes llamarme Mitsuri, no debes ser tan formal conmigo ¿Sabes?

Kanao sonrió y se sentó a su lado.

— Mitsuri-san.— Dijo con gentileza.

Empezó a comer con lentitud, disfrutando de la deliciosa comida.

— ¡Mmm, muy rico! La comida que hacen aquí es deliciosa.

Kanao asintió, observando a la pilar, se sentía feliz de tener aquella tranquilidad.

Pasaron unos minutos y llegó Shinobu, había estado muy ocupada respecto a que ahora Nezuko era resistente al sol, debía trabajar bastante.

— Mitsuri ¿Como te sientes? ¿Estás mejor?

Mitsuri asintió, bastante alegre.

— Estoy bien, pero cuando me muevo rápido siento que mi cabeza hará kaboom, y que mis oídos suenan muy fuerte y que todo se mueve.

Shinobu escuchaba con atención a esas palabras.

— Sí, es algo normal por la exposición a ruidos estridentes, deberías estar mejor en unos días. A decir verdad, me sorprende que fuera de eso llegaste en un muy buen estado, pese a luchar con una Luna Creciente.

— Tanjiro y Genya tienen muchos huesos rotos.— Kanao hizo un pequeño puchero y bajó la mirada. — Mitsuri-san es asombrosa ¿Ese es el poder de un pilar?

Mitsuri se sentía apenada por esos halagos, y solo soltó una risita.

— No es para tanto, Tokito-kun salió casi ileso y es menor que yo, él es asombroso.

— No es necesario que seas modesta, hiciste un buen trabajo en la Aldea de los Herreros, protegerte a los chicos y todos salieron bien. — Shinobu acarició la cabeza de Mitsuri.

— Ah, Shinobu... — Mitsuri se quedó en silencio unos momentos, pues aquella caricia le recordó a la que Iguro le había dado. — Gracias. — Sonrió, pensando en el chico de cabello negro.

— Escuché que vino Iguro-san ¿No es así?

Mitsuri se sonrojó un poco.

— Sí, así es, estuvo cuidándome desde que desperté.

Shinobu le dio una mirada juguetona a la chica de cabello rosa.

— Hmm... ¿No será que estas más alegre por su visita? Parece que son unos tortolitos.

Kanao observaba en silencio, con curiosidad.

— ¿Tortolitos? ¡N-No! Imposible, no creo que Iguro-san se fije en una chica tan fuerte como yo, solo somos amigos.— Mitsuri negaba fervientemente, después de todo, ya había sido rechazada antes por su fuerza y aspecto, no creía que le gustase a Iguro.

— Creo que deberías replantearte eso, después de todo, no cualquiera deja todo para ver a una simple amiga.— Shinobu tomaba las bandejas y le hacía una señal a Kanao. — Pero ya es hora de que duermas, debes descansar para mejorarte, solo te digo que deberías pensar más las cosas.

— Buenas noches Mitsuri-san. — Kanao se despidió con amabilidad.

— Buenas noches chicas, nos vemos mañana.— Se despidió antes de quedar nuevamente sola en su habitación.

"Eres importante para mí."

Aquellas palabras resonaban en su mente, era la primera vez que alguien que no fuera su familia le decía algo así, y por algún motivo se sentía como si tuviese mariposas en el estómago cuando pensaba en aquello.

" Iguro-san es muy lindo, y es muy amable conmigo pero... ¿Será posible que de verdad le guste?"

Se preguntaba Mitsuri, removiéndose en la cama.
Pensaba en las cartas que se enviaban, en lo lindas que eran aquellas cartas, en lo atento que él era con ella, y en las medias que le había regalado.

Eso era más que una simple amistad ¿Verdad?
No quería hacerse ilusiones, pues temía que nuevamente la rechacen, y peor aún, no quería que Iguro la rechace.

Después de todo, a ella... Si le gustaba.
Y no soportaría un rechazo de la persona que quería.

¡Si tan solo las relaciones fueran más sencillas! Si pudiera adivinar antes de decir algo que la dejara en evidencia, podría ahorrarse dolores a su sensible corazón. Ella solo quería encontrar el amor, y si bien no estaba muy segura de cómo se sentía, si estaba segura de que debía parecerse a lo que sentía cuando estaba junto a Iguro.

" Me pregunto que piensa realmente él de mí..."

Pensó, antes de quedarse dormida.

El cuidado del romance [Obamitsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora