La gran noticia

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Mitsuri se despertó nuevamente con malestar, planeaba nuevamente ignorar esa sensación, y simplemente seguir entrenando, pero su cuervo se veía muy preocupado al verla un poco mareada.
Mitsuri con gentileza se sentó en la cama y tomó al cuervo entre sus manos, dándole caricias en la cabeza.

— ¿Crees que debería ir con Shinobu? — Preguntó Mitsuri, un poco indecisa, haciendo un pequeño puchero al cuervo.

— ¡Ahrk! — El cuervo asintió, feliz por las caricias. — Iguro se va a preocupar si no vas.— Habló el ave.

Mitsuri sonrió pero asintió, el cuervo tenía razón.

— Está bien, vamos con Shinobu entonces.

Tras un suspiro, Mitsuri se levantó, tomó un baño y rápidamente se vistió con su uniforme de siempre.
Le dio indicaciones a los cazadores sobre cómo entrenar en su ausencia pero que apenas llegase los iba a poner a prueba para comprobar que fueron unos niños buenos que siguen sus indicaciones.
Y finalmente se dirigió a la finca mariposa.

Como siempre, fue recibida por Aoi y las niñas, pero no se esperaba ser dirigida a uno de los cuartos más oscuros de la mansión, donde la luz del sol no se filtraba, y que pese a ser de día tenían lámparas de aceite entendidas.
Entró un poco nerviosa, y bastante confundida de que Shinobu estuviese trabajando a oscuras, solo para encontrarse que su amiga no estaba sola, si no con una mujer desconocida de kimono elegante.
Y en la esquina del cuarto, en una silla, un joven con un gatito en el regazo.

— Disculpen, con permiso.— Mitsuri entró rápido y cerró la puerta tras de sí.

— Ah, Mitsuri, bienvenida, te presento a la señorita Tamayo y al joven Yushiro.— Shinobu sonreía como siempre, y se apartó de la mesa llena de frascos en la que estaba trabajando.

— Un placer señorita Mitsuri.— Tamayo con una sonrisa tranquila se presentó.

— Hola.— Saludó desinteresado Yushiro.

— Veo que ambas están muy ocupadas, lo siento si las interrumpo.— Se disculpó Mitsuri un poco nerviosa.

— No te preocupes, dime ¿Pasó algo? ¿No deberías estar entrenando a los cazadores más jóvenes? — Shinobu se veía un poco confundida.

— Vine porque me he estado sintiendo un poco mal estos días...— Mitsuri bajó la mirada un poco tímida.

— ¿Mal? ¿Qué te ocurre exactamente?

— La comida no me sabe bien, tengo náuseas y a veces me mareo un poco, ¿Estoy enferma?

Las miradas de Shinobu y Tamayo se encontraron, y Yushiro que poco le importaba la conversación también agudizó la suya al oír aquello. Shinobu volvió a ver a Mitsuri, acercándose para murmurar en su oído.

— Tuviste relaciones con Iguro ¿Verdad?

El rostro de Mitsuri enrojeció como tomate con sólo esa pregunta, a lo que desvió la mirada asintiendo con la cabeza.

Shinobu suspiró.

— Bien, solo para estar seguras, voy a sacarte un poco de sangre.

Tamayo que se daba cuenta por donde iba el asunto, buscó entre sus cosas la indumentaria.

— Déjame ayudarte Kochō.

Si bien no habían pruebas de embarazo modernas, tenían su propia tecnología e indumentaria debido a su fascinación por la salud, por lo que gracias a unas gotas de sangre, experimentaron con algunas plantas y su reacción, y tras unos momentos, la prueba era evidente.
Mitsuri estaba embarazada.

El cuidado del romance [Obamitsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora