¿Y el anillo, Iguro?

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El entrenamiento de Kanao e Inosuke iba mejorando, las afiladas palabras de Obanai parecían haberse suavizado un poco con el pasar del tiempo, aunque Inosuke no se salvaba de un golpe cada vez que sacaba de las casillas al hashira.
El resto de cazadores seguían temiéndole, pero ya no le parecían tan inútiles como antes. Aunque seguía usándolos como obstáculos para forzarlos a esquivar con la katana y ser capaces de moverla de manera más flexible. Habían mejorado bastante, pero seguían sin estar al nivel de un hashira, y quizás, nunca lo estarían, la flexibilidad con la katana del chico de ojos multicolor era insuperable para alguien con pocos años de experiencia.

Sin embargo, pese a no ser capaces de golpearlo directamente, ya eran capaces de esquivar y no golpear a sus compañeros en sus estocadas con el arma de madera, de cierta manera, Obanai se sentía, quizás orgulloso. Pero como siempre sus palabras ácidas demostraban completamente lo contrario.

— Ya no los quiero ver más.— Contestó con molestia una vez terminó la sesión de entrenamiento de ese día. Llevaban un poco más de una semana entrenando con él.

— ¿¡Qué significa eso Igubonoro?! — Gruñó Inosuke, rápidamente corriendo en un ataque sorpresa buscando golpear a Obanai, cosa que salió bastante mal, pues este esquivó aquél ataque bastante rápido.

— Significa que fuera, cerdo idiota.— Suspiró frustrado, ya le tenía mucha más paciencia a Inosuke.

— ¿Yo también puedo irme? — Preguntó Kanao, acercándose a ambos hombres.

Iguro asintió con la cabeza, cruzándose de brazos mientras veía a Inosuke reírse de manera sonora, orgulloso por haber pasado la prueba.

— ¡Kabanoko! Pasamos, somos fuertes, ya podemos pelear con los pilares.— Inosuke estaba muy orgulloso de si mismo.

— Es verdad que tienes la fuerza de un jabalí, y yo aunque sea un hashira, no tengo tanta fuerza física. Pero sería bueno que pensaras más los ataques, cerdo.— Con la punta de la espada de madera, le dio un golpe suave en la cabeza a Inosuke.

— ¡Muchas gracias señor Iguro! — Kanao hizo una pequeña reverencia, sonriendo con suavidad, pese a las frías palabras que a veces podía soltar el mayor, ella había sido capaz de ver a través de ellas esa amabilidad oculta.

— Igunokobo algún día te venceré en una pelea.— Gruñó Inosuke, antes de sonreír confiado y tomar del brazo a Kanao un poco fuerte. — ¡Vamos al siguiente entrenamiento! Quiero pelear.

Kanao se sorprendió, pero como pudo tomó sus cosas antes de ser casi arrastrada por Inosuke. Obanai quedó anonadado por ver lo rápido que se esfumaron, terminando por sonreír levemente tras un suspiro.
Volvió con el resto de cazadores, y tras unas pocas sesiones de entrenamiento, los dejó ir también. No eran como Inosuke y Kanao, pero al menos ya no serían un estorbo en batalla, eso era algo.

Cuando por fin tuvo algo de tiempo libre, vio como el cuervo de Mitsuri traía una carta para él. Sintió su corazón acelerarse apenas vio la hoja de papel con dibujos de serpientes y flores, detalles que su linda novia siempre le dejaba en cada carta.
La abrió y empezó a leer rápidamente.

" Obanai! Quería informarte que estoy mucho mejor, al parecer fue comer demasiada miel lo que me hizo estar mal del estómago, así que por favor no te preocupes!
Shinobu ya me dio medicinas y estoy mucho mejor ¡Además!
Con Shinobu había una mujer muy linda, al parecer era un demonio porque estaban muy a oscuras y sus ojos eran afilados como los de un gato, como los de Nezuko
Se llama Tamayo, espero puedas conocerla también, es muy amable y está trabajando con Shinobu, me pregunto que estarán haciendo.
No tengo mucho más que contar, sigo entrenando a los cazadores y estando en casa, es divertido pero extraño estar contigo, te quiero mucho.
Por siempre juntos, Mitsuri"

El cuidado del romance [Obamitsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora