Reunión en la mansión

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Mitsuri despertó cuando ya estaba anocheciendo, encontrando a su lado a Obanai y al otro a Kanao, parecían estar hablando de algo, pero la hashira no fue capaz de poner atención a sus palabras debido a lo adormilada que estaba.

— Kanroji, despertaste.— Obanai mencionó apenas la vio abrir los ojos, había estado muy atento a cada acción de esta.

— Hmm... ¿Cuánto dormí? — Preguntó la pelirrosada mientras se sentaba, tallándose un ojo con el dorso de su mano.

— Solo un par de horas.— Contestó el pelinegro.

Kanao se mantuvo en silencio, pero le dio una pequeña sonrisa a la hashira.

— Ah, Kochō y Kanao estaban diciendo que mañana puedes volver a casa.

Mitsuri se sorprendió al oír esto y sonrió de manera amplia, extrañaba su casa.

— ¿De verdad? ¡Qué alegría! Por fin podré volver a comer pancakes con miel.

— Así es, además de que el patrón quiere tener una reunión con todos nosotros urgente, por lo que tendremos que partir a primera hora. — Obanai se cruzó de brazos. — Vendré a buscarte para que vayamos juntos... Y con Kochō.

Mitsuri asintió, mostrándose un poco seria al oír lo de la reunión urgente, estaba un poco nerviosa.

— ¿De qué querrá hablar el patrón?

— Bueno...— Obanai desvió la mirada pensativo. — Vencieron dos Lunas Superiores, y la mocosa ya es inmune al sol, creo que hay varias razones para una reunión urgente.

Kanao ladeó su cabeza, observándolo un poco curiosa, se preguntaba de que temas hablaban los hashiras en esas reuniones tan importantes.

— Me da algo de miedo pensar en que las cosas serán más difíciles a partir de ahora.— La pelirrosada se quedó cabizbaja recordando aquella batalla de desgaste en la que si no fuese por Tanjiro y Genya, ella hubiese sido derrotada por el agotamiento.

La joven de ojos violetas recordó la estrategia de Shinobu, y sintió un dolor en su pecho, pero se mantuvo en silencio, era un secreto que su maestra le había confiado.

— Lo serán pero por eso debemos estar preparados.— Obanai trataba de animar a ambas, aunque no era muy bueno en ello. — Por eso, será mejor que me retire, para que descanses y podamos partir temprano.

Mitsuri asintió, un poco triste de que Iguro se retirase.

— No me mires así Kanroji, mañana te llevaré al puesto de ramen al que siempre vamos después de la reunión.— El hashira le sonrió, aunque no se notase por sus vendajes, Mitsuri era capaz de notar la sonrisa debido a la forma en que los ojos de Obanai cambiaban un poco.

— Esta bien Iguro.— Sonrió también, más animada. — Nos veremos mañana.

Obanai antes de irse devolvió el broche mariposa que tenía puesto, y junto a Kaburamaru se retiró de la finca.

Al día siguiente, desde muy temprano, Kanroji se encontraba lista, con sus trenzas de siempre y su uniforme de cazadora, aunque aún llevaba unas vendas en la frente, estaba como nueva. Junto a ella, estaba Shinobu, ambas esperando al hashira de la serpiente que no tardó en llegar, y una vez los tres reunidos, se apresuraron en llegar a la reunión en la mansión del patrón.

Todos los hashiras estaban allí reunidos, a excepción del tan extrañado Rengoku y el retirado Tengen, se notaba la ausencia de ambos, pero más se notó la ausencia de Ubuyashiki, pues quien estuvo a cargo de la reunión fue Amane, la esposa del patrón.

La reunión era tranquila, comenzó el tema explicando como era más que seguro que Muzan buscaría a todo lugar dar con Nezuko, el como debían entrenar al máximo tanto los Hashiras como los cazadores normales, y como ahora que los demonios estaban buscando a Nezuko las cosas eran mucho más tranquilas de lo usual.

Pero el ambiente cambió cuando se tocó el tema de las marcas del cazador.

— Quién despierta la marca del cazador será bendecido con gran poder y fuerza, pero debido a llevar sus cuerpos más allá de su límite, no vivirá pasados los veinticinco años.— Dijo Amane con total seriedad, observando a los hashiras que quedaron mudos ante la sorpresa.

Mitsuri estaba impactada, pues ella ya la había despertado, y teniendo 19 años de edad, eso significaría que su tiempo restante era de 6 años.
Obanai igual lo supo, y observaba un poco en shock a Mitsuri.

— Sé que es demasiado pedirles pero para poder vencer a Muzan, necesito que todos despierten su marca.

Todos asintieron, entendiendo la situación, a excepción de Tomioka que se retiró, sin interés en participar en el entrenamiento.

La reunión había terminado, con Iguro y Sanemi despotricando sobre lo molesto que Tomioka era.

— Ese imbécil se cree mejor que nosotros.— Gruñó Sanemi, empuñando su mano.

— Es patético. — Kaburamaru hisseaba con molestia a la par que Iguro se cruzaba de brazos.

— Es por eso que nadie lo quiere.— Agregó Shinobu, manteniendo su sonrisa.

Mitsuri estaba en silencio, cabizbaja. Muichiro no parecía muy afectado por la noticia de su tiempo restante, quizás por solo tener 14 años no sentía la muerte tan cerca, o tal vez por estar distraído en otros pensamientos.

— Que Buda se apiade de nuestras almas.— Rezaba Gyomei.

—... ¿Eso significa que jamás seremos del todo adultos?— Murmuró Mitsuri, con los ojos un poco llorosos. — ¿Jamás podremos casarnos y formar una familia? ¿No podremos tener hijos y verlos crecer?

Todos los Hashiras la observaron, algunos con tristeza, Sanemi con molestia, pero Iguro y Shinobu con una especial comprensión.
Shinobu se acercó, abrazando de forma cálida a la hashira del amor, secándole las lágrimas con un pañuelo.

— Es por eso que tienes que vivir tu vida al máximo Mitsuri, para no arrepentirte de nada.— La consolaba.

Iguro un poco apenado, decidió acercarse para acariciar la cabeza de Mitsuri con gentileza, quería decir algo, incluso pensó en proponerle pasar los años que les quedarán juntos, pero las palabras no salían de su boca.

— ... Estaré contigo.— Murmuró tan bajo que pareció un siseo de una serpiente.

— Gracias chicos.— Mitsuri se secaba las lágrimas con una triste sonrisa.

El cuidado del romance [Obamitsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora