Desde que se enamoró, siempre pensó en que tan dulces eran los labios de Kanroji ¿Cómo no iba a hacerlo? Si ella era dulce, sus labios también. Y ahora podía confirmarlo él mismo, el sabor del caramelo confitado de las frutas que comieron lo embriagada cual fino licor, podría fácilmente hacerse adicto a aquella fragancia, que no tan sólo sus labios poseían, si no su cuello.
Se sentía como un depredador oliendo a su presa, disfrutando del aroma antes de devorarla por su cuenta, tenía tantos impulsos pasando por su mente en esos momentos, sus manos llegaron a temblar en un dudoso agarre que rodeó la cintura de adorada Kanroji.
Quería saborearla, quería tenerla solo para él, y tal cual como una serpiente, no dejarla ir.Forzó su lengua a adentrarse dentro de los labios de su pareja, convirtiendo aquél tierno primer beso en un apasionado beso francés, y es que era imposible para Iguro contenerse en esos momentos, finalmente la tenía entre sus brazos, y sería imposible dejarla ir.
— Hmpph...— Un pequeño quejido salió de la boca de la pelirrosada, que se encontraba demasiado sorprendida por aquella sensual pero certera agresividad del contrario, aquél contacto de sus lenguas le había hecho gimotear por lo bajo, mientras que todo su cuerpo sucumbió ante algunos cosquilleos que comenzaba a sentir en todas partes.
Fue aquél gemido el que hizo reaccionar al hashira, que se terminó por separar, liberando el agarre con el que sostenía a su pareja, jadeando por la adrenalina que sentía, y vislumbrando la belleza que tenía en frente bajo las luces de los fuegos artificiales en el cielo. Estaba agitado, con el corazón demasiado acelerado.
— Lo siento, no pude contenerme.— Se disculpó, mientras se secaba los labios con el pulgar y volvía a acomodarse las vendas de sus labios, más que para ocultarse, las necesitaba para no comerse a besos a la muchacha que tenía en frente.
Mitsuri, que estaba aún sin recuperar el aliento, soltaba pequeños jadeos observando frente a ella a Obanai, su corazón latía con gran velocidad, y su rostro era un tomate de lo rojas que estaban sus mejillas, estaba tan agitada, que sin darse cuenta realizaba una expresión bastante lasciva, que no hacía más que provocar al que ahora era su pareja.
— No me mires de esa forma Mitsuri.— Advirtió el pelinegro, teniendo que desviar la mirada para no caer en la tentación. — Sí tientas demasiado a una serpiente, te terminará por cazar.
Kanroji se mordió el labio, desviando su mirada también.
— Obanai... Eso fue increíble.— Murmuró, para haber sido su primer beso, este había sido demasiado intenso para ella.— Voy a dejarte en tu casa.— Iguro suspiró, tomando de la mano a Mitsuri, lo mejor era terminar con la cita, o podría terminar haciendo alto de lo que se arrepentirían por la impulsividad.
Mitsuri entrelazó sus dedos en aquél agarre, apretando entre sus dedos de manera un poco fuerte.
— Y si... ¿Vamos a la tuya?Iguro dio un pequeño sobresalto al oír aquella pregunta, y solo volteó a verla con gran sorpresa.
— Mitsuri... No prometo poder contenerme si estamos en mi casa a solas.La pelirrosada sonrió un poco, sacando su lengua de forma un tanto juguetona.
— No creo que haya un problema con eso, después de todo ahora somos novios ¿No?"Novios"
Aquella palabra resonó en la cabeza del hashira como un eco, oficialmente lo eran. Finalmente eran una pareja, aún si no se sentía capaz de merecer una felicidad como esa, lo estaba sintiendo, era feliz en esos momentos, quizás se dejaría disfrutar de aquella felicidad un rato más.— Entonces vamos a mi hogar, mi dulce "novia".— Remarcó aquella palabra, y aunque esta no tenía ninguna "s", su lengua pareció sissear un poco tal como una serpiente.
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El cuidado del romance [Obamitsu]
FanfictionTras vencer a la Cuarta Luna, Mitsuri se encuentra herida en la finca Mariposa, e Iguro la cuidara, lo cual hará que sentimientos florezcan antes de la batalla final.