El rostro de Kanroji se sonrojó por completo ante aquellas palabras, quizás Iguro no se daba cuenta pero se había visto bastante "cool" y atractivo que le dijera esas palabras con esa seriedad y decisión ¿Como iba a negarse cuando se veía tan lindo?
- A-Ah, Claro.- Tartamudeó un poco levantándose se la cama para sentarse a los pies de esta y poder darle espacio a Iguro de ponerse atrás de ella.
Con lentitud, Obanai se acomodó para poder peinarla, disfrutando verla de espaldas con el cabello suelto, le gustaba, le gustaba demasiado.
- Bien, voy a empezar pero... No te peinaré como siempre.- Respondió, murmurando en el oído de Mitsuri.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de la chica por ese susurro, sintió su corazón detenerse por un momento, estaban tan cerca.
- ¿No? - Fue lo único que pudo salir de su boca.
- Usaré los broches que dejaron las niñas. - Respondió ya apartándose un poco para comenzar a deslizar sus dedos en los largos cabellos de la chica.
El corazón de Mitsuri se aceleró, estaban tan cerca, además de que podía sentir la respiración de Obanai en su cuello ¿Cómo podía calmarse en una situación así? Era totalmente distinto a cuando Shinobu la peinaba, o a cuando estaba cerca de Tanjiro y Muichiro, ahora se sentía totalmente distinto, su rostro le ardía.
- Huele muy bien.- Murmuró Obanai, quien tomaba un mechón del cabello de la pelirrosa y le daba un gentil beso aprovechando que esta no lo estaba viendo. Se sentía embriagado por aquél aroma tan dulce a sakura que desprendía de ella.
Luego siguió peinando con delicadeza, usando sus dedos con gentileza, como si acariciara una frágil flor y los cabellos fuesen los delgados pétalos de esta, era una precisión única, y aunque el peinado era simple, su tacto al hacerlo era lo que hacía aquello especial.
Armó con sus dedos un par de pequeñas trenzas a los lados, las cuales unió con uno de los broches atrás, un peinado del estilo princesa. Y usó el resto de broches mariposa para decorar.- Creo... Que así esta bien.- Dijo Iguro.
Mitsuri se volteó con sus mejillas sonrojadas, observándolo a los ojos con una tenue timidez.
- ¿Como me veo?
Iguro, quien quedó aturdido por el bello aspecto de Mitsuri sintió un vuelco en el pecho, la calidez subía a sus mejillas, y solo pudo desviar la mirada en un intento de relajarse.
- Te ves preciosa.- Dijo sin pensar.
Mitsuri se llevó ambas manos a las mejillas, estaba feliz por esa respuesta, pero a la vez muy avergonzada. Iguro quedó mudo al darse cuenta de la sinceridad con la que habló, y simplemente hubo un silencio un tanto incómodo entre ambos.
- Tú... También te ves precioso.- Murmuró Kanroji.
Los ojos del pelinegro se iluminaron, y antes de que pudiese decir algo, la puerta fue tocada gentilmente antes de ser abierta, era Kanao, trayendo el almuerzo para Mitsuri.
¿Cuánto tiempo llevaban en aquél cuarto que ni se percataron de la hora?- ... Buenas tardes.- Saludó Kanao, trayendo una bandeja con arroz y sopa.
Iguro rápidamente se puso de pie y se apartó, apoyando la espalda en la pared, esperaba que Kanao no hubiese visto que estaba tan cerca de Mitsuri.
- Buenas tardes. - Saludó desinteresado, solo viendo hacia la ventana, pues seguía agitado por lo de hace unos minutos.
- ¡Ah! ¡Kanao! Muchas gracias, ya me estaba dando hambre.- Sonrió Mitsuri de manera emocionada, tomando la bandeja y comiendo en cama.
- Iguro-san ¿Le traigo algo para comer también? - Preguntó Kanao tímidamente, pues sabía que Iguro llevaba todo el día allí.
Obanai negó con la cabeza.
- No es necesario, no tengo hambre.
Mitsuri frunció el ceño y le miró seriamente.
- ¡Debes comer bien Obanai! Si no comes no serás tan fuerte, debes mantenerte bien nutrido.
Kanao asintió a las palabras de la hashira.
- Comeré algo volviendo a casa.
- Hmmm...- Mitsuri hizo un pequeño puchero pero terminó por asentir a sus palabras, y simplemente siguió con su comida.
Kanao se fue, tenía una mirada un tanto triste, que pasó un poco desapercibida para los hashiras.
Después de un rato, Mitsuri ya había acabado de comer, y con mucha pena, decidió tomar una pequeña siesta, pues pese a estar mejor, seguía lastimada, y este día había hecho demasiado.
Obanai sonreía mirándola dormir, cuando la puerta nuevamente se abrió, estando Shinobu con Kaburamaru enrollado en su antebrazo derecho, y con Kanao escondida atrás de ella cabizbaja.
Shinobu sonreía como de costumbre, pero algo en el ambiente advertía a Obanai, dándole un mal presentimiento ante la visita de ambas.
- Iguro ¿Tienes un momento? - Preguntó Shinobu con su gentil voz de siempre.
- ¿Ocurre algo? - Preguntó Obanai frunciendo un poco el ceño.
- Quiero hablar a solas contigo, es sobre algo importante.
Iguro la miraba confundido, era bastante inusual, pero asintió con la cabeza.
Shinobu le devolvió la serpiente al hashira, y lo guió a una habitación apartada al fondo del pasillo; una habitación que olía a incienso y donde había un pequeño altar a la difunta hermana de Shinobu.
Iguro estaba muy confundido sobre por qué le había llevado a esa habitación, y más aún sobre que quería decirle.
- Te lo diré a ti porque sé que no intentaras detenerme, y sé que podrás cuidar a Kanroji cuando llegue el momento.- Shinobu observaba al pelinegro sin borrar su sonrisa típica.
- ¿De qué estás hablando Kochō? - La incertidumbre lo estaba desesperando, el que mencionase a Mitsuri solo le alteraba aún más.
Kanao, que les había seguido, se mordió el labio, sabía el secreto de Shinobu.
- Quizás sea muy largo de explicar pero yo...- Tomó aire con tristeza. - No estaré para el final.
Iguro la miró aún más confundido, pero mantuvo el silencio, silencio que su serpiente cortaba con el siseo.
- Usaré mi cuerpo para que tengamos una oportunidad contra la Segunda Luna Superior.- Le observó a los ojos fijamente. - Es la única manera para que triunfemos en esta batalla contra los demonios.
Obanai estaba impactado por la noticia, no es que tuviese lazos estrechos con Shinobu, y quizás podía parecer que no le importaba para nada, pero no le gustaba la idea de que se dejase morir.
- Supongo que tienes un plan si llegaste a esa conclusión. - Habló de manera amarga.
- Es por eso que quiero que, cuando llegue el momento, ayudes a Mitsuri, no quiero que este triste.- Shinobu estaba preocupada por lo sentimental que la pelirrosa era. - Y si quizás, podrías hacerla feliz antes de que no pueda verlos juntos.
Obanai se sorprendió por aquello último.
- ¿A qué te refieres con eso?
Shinobu soltó una pequeña risita.
- Todos sabemos que te gusta, solo digo que sería una pena que se hagan pareja cuando yo ya no esté para verlos.
Iguro estaba tan sorprendido que ni si quiera tuvo tiempo de ruborizarse, estaba aturdido por tanta información, pero tras unos segundos meditando, asintió.
- Haré lo que pueda... Para hacerla feliz.
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El cuidado del romance [Obamitsu]
FanfictionTras vencer a la Cuarta Luna, Mitsuri se encuentra herida en la finca Mariposa, e Iguro la cuidara, lo cual hará que sentimientos florezcan antes de la batalla final.