Iguro tenía una vaga idea de cómo era la familia de Mitsuri, después de todo, ella hablaba de ellos todo el tiempo, desde lo fuerte que era su padre, lo tierno que era su hermanito, las ricas comidas que cocinaba su madre y el lindo gatito ahora anciano que tenía desde muy pequeña.
Y también de las abejas que consideraba parte de la familia aunque a veces le daba un poco de miedo ser picada.Era adorable. Verla hablar de las personas que quería y de sus mascotas, era como si un rayo de sol apareciera tras una tormenta gris, claramente, siendo él la tormenta.
Esto le preocupaba en gran manera, sentía que estaría fuera de lugar cuando se acerque a estos. ¿Realmente era una buena idea entrar a su casa?
Obanai miró a Mitsuri en silencio, dudoso.— ¿Qué pasa Obanai? Te ves un poco pálido.— Preguntó preocupada. — ¿No fue suficiente el desayuno? ¿Quieres que te cargue?
Iguro negó rápidamente levantando un poco su mano en señal de que se tranquilice.
— No, no, solo estoy un poco nervioso de conocer a tus padres tan pronto.— Obanai se rascó la mejilla, claramente incómodo.
La pelirrosada ladeó su cabeza confundida, no veía nada malo en ir a su casa y presentarlo a su familia.
— ¿Tan pronto? Hmm, bueno, ya hicimos "eso" ¿No es motivo suficiente para conocerlos?
El rostro de Obanai se sonrojó un poco.
— Por eso mismo no me siento cómodo conociéndolos, estás usando mi ropa, claramente van a sospechar de que algo pasó Mitsuri.— Suspiró, aunque la quería mucho, era demasiado distraída para pensar con más claridad.
— Ah...— El rostro de Mitsuri enrojeció rápidamente y comenzó a sudar bastante, no se había dado cuenta que era muy obvio. — ¡Podemos decir que es ropa de Shinobu y que me prestó esto cuando devolví el kimono! Ellos la conocen y saben que es pequeñita.
Obanai se llevó una mano a la sien ¿Estaba insinuando que su ropa y la de Shinobu eran de la misma talla? Fuese cual fuera el proceso mental de su amada prefería ya no cuestionarla.
— Si crees que eso va a funcionar, adelante.— se rindió.
Mitsuri alegremente abrió la puerta de su gran casa, una mansión con un estilo más occidental a diferencia de la gran casa tradicional de Obanai.
Se adentraron por el jardín de entrada y finalmente abrió la puerta principal.— ¡Mamá! ¡Papá! Ya llegué. — Anunció su llegada con un grito, como era tan grande la casa debía asegurarse de que se escuche en todos lados.
Iguro se sobresaltó por ese grito, estaba tan acostumbrado a su soledad que era demasiado extraño para él anunciar su llegada.
La madre y padre de Mitsuri se apresuraron en salir a su encuentro, con una amable sonrisa cada uno.— Mitsuri, cariño por fin volviste.— Habló la madre de manera cariñosa, acercándose para abrazar a su hija, antes de dirigir su mirada al joven. — Ah, trajiste un compañero, es un placer.
Obanai de manera educada hizo una pequeña reverencia en forma de respeto.
— Es un gusto, soy Iguro Obanai.
— ¡Ah! ¿Es el chico lindo del que hablas en tus cartas mi niña? — Preguntó la madre.
Mitsuri se sonrojó avergonzada por ser expuesta de esa manera.
— Sí lo es ¿Verdad que es muy lindo?
— Lo es, lo es, que lindos ojos tiene.
Madre e hija hablaban entre ellas como si Obanai y el padre no estuvieran ahí.
Ya podía ver de donde su amada había sacado esa personalidad extrovertida.
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El cuidado del romance [Obamitsu]
FanfictionTras vencer a la Cuarta Luna, Mitsuri se encuentra herida en la finca Mariposa, e Iguro la cuidara, lo cual hará que sentimientos florezcan antes de la batalla final.