Cuando Mitsuri logró calmarse, los Hashiras hablaron sobre el entrenamiento para los cazadores más débiles, Shinobu tuvo que retirarse, pues tenía cosas que hacer, y después de un rato todos se fueron, a excepción de Iguro y Mitsuri, pues habían quedado de ir a comer juntos.
Se retiraron juntos, Kanroji lucía mas animada y hablaba más que en la Mansión, se veía como la misma de siempre, esto tranquilizó un poco a Obanai.
— ... ¡Genya y Tanjiro fueron muy geniales! No pude ver a Tokito pero seguro fue tan genial como ellos, y también Nezuko ayudó y...— Mitsuri hablaba moviendo sus manos con emoción, contando a detalle la batalla con la Luna Superior.
Iguro sintió celos de que hablase tanto de esos dos chicos, pero verla feliz valía la pena.
— Y la comida de la aldea de los herreros era tan... ¡Aaah! Deliciosa, me gustaría volver para comer más cosas, aunque creo que cambiaron su ubicación por ser descubiertos, son muy geniales ellos también.
Obanai sonrió un poco bajo las vendas.
— Y las aguas termales también fueron geniales, me gustaría volver pero...— Mitsuri se sonrojó levemente antes de mirar al muchacho. — Quiero ir contigo la próxima vez.
Obanai no pudo evitar ruborizarse por eso, no se esperaba para nada que lo invitara.
— Claro, antes de la gran batalla deberíamos ir para darle mantenimiento a nuestras katanas.— Asintió.
Detuvieron su andar cuando finalmente llegaron al restaurante de ramen, y se sentaron frente a la barra.
— ¡Buenas tardes abuelito! — Saludó Mitsuri alegremente al abuelo que atendía aquél puesto, era bastante conocida en ese lugar por su voraz apetito.
— Ah, pero si es la señorita Mitsuri y el joven Obanai ¿Les sirvo lo de siempre? — Saludó amablemente el señor, quien ya sabía que tendría que preparar mínimo unos 10 platos para Mitsuri.
— ... Buenas tardes, si por favor.— Habló bajo Obanai.
La esposa del señor, una abuela también, se acercó para servirles un té verde mientras esperaban, y dejó un pequeñito plato con agua para la serpiente, les saludó con amabilidad.
— Me gusta mucho este lugar, se siente como una familia.— Mitsuri sonreía con calidez, tomando aquél té caliente que tanto le reconfortado.
Obanai dejó a Kaburamaru sobre la mesa, un poco escondida cerca de la pared para que los otros comensales no se asustasen al verla, y le dejó beber el agua que le habían servido.
— ¿Así se siente comer con tu familia? — Preguntó un poco extrañado Obanai, quien no miraba a Mitsuri, pues para beber el té se escondía un poco mientras bajaba sus vendas, cubriéndose medio rostro con su manga.
— Sip, todos hablan de su día y comemos juntos, y siempre tienen de postre mochi de sakura para mí.— Mitsuri lo observó unos momentos, sin lograr verle el rostro por como se escondía el contrario. — Mmm ¿No es algo incómodo beber y comer así?
Iguro rápidamente volvió a ajustar las vendas, volteando para verla.
— Estoy acostumbrado. — Contestó un poco cortante, pues le aterraba que Mitsuri viese su rostro, le aterraba que le rechace.
Kanroji hizo un pequeño puchero por esa respuesta, pero se distrajo cuando los platos de ramen habían llegado, a lo que comenzó a comer.
— Hmm... Algún día quiero que comamos cara a cara y no tengas tus vendas.— Contestó Mitsuri mientras comía los fideos.
Iguro que volvía a esconderse junto a la pared, y usaba una de sus mangas para cubrirse, comía su plato sin mirarla, un poco nervioso por aquella propuesta.
— Quizás algún día.— Murmuró por lo bajo.
— Ten Kaburamaru, seguro también tienes hambre.— Mitsuri alegremente le acercó un poco de pollo a la serpiente, que felizmente engulló.
Después de un rato, Iguro terminó su comida, se arregló las vendas y se quedó mirando a Mitsuri, esperando a que esta terminase los platos que había pedido.
"Se ve muy linda cuando come" Pensó Obanai, sin dejar de mirarla, ella no se daba cuenta pero era demasiado linda.
La abuela del restaurante se acercó para servirles más té, riendo un poco por lo bajo.
— Ustedes me recuerdan a cuando mi esposo me llevaba a citas a comer ramen.— Dijo la abuelita sonriendo.
El rostro de Mitsuri se puso rojo de inmediato, y sacudió una de sus manos.
— ¿Cita? No, no, para nada... Nadie llevaría a una cita a una chica tan rarita como yo.
Iguro se sintió avergonzado también, pero no fue capaz de decir lo que pensaba, quería decirle que ella no era rara, si no maravillosa, pero estas palabras eran incapaces de salir de su boca.
— ... Tampoco creo que alguien tendría una cita conmigo.— fue lo único que se le ocurrió decir.
Mitsuri al oír esto se alteró, ella era más extrovertida y sincera, por lo que sin pensarlo alzó la voz.
— ¡No digas eso Obanai! Eres demasiado lindo, atento, y asombroso, la mujer que en un futuro sea tu esposa será la mujer más afortunada del mundo, eres un hombre fantástico y...— Mitsuri se dio cuenta demasiado tarde de todas las cosas que dijo, y nuevamente su rostro parecía un tomate.
La pareja de abuelitos se rieron con ternura, mientras que Obanai sólo pudo desviar la mirada con vergüenza.
— Y-Yo ... Lo siento ¿Dije algo indebido?
Iguro negó con la cabeza, sintiendo una calidez en su pecho.
— No, es solo que... No sabia que pensabas eso de mi, Kanroji.
Mitsuri tragó saliva, apartando la vista avergonzada.
— A-Ah, bueno es que... Eres muy lindo conmigo y me cuidaste mientras anduve recuperándome, es por eso que creo que eres muy lindo y que seguro serias un muy buen marido.
Obanai la observó fijamente, buscando cruzar sus miradas para verla a los ojos.
— Yo también creo lo mismo de ti, Mitsuri. Creo que eres una chica muy dulce y linda.
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El cuidado del romance [Obamitsu]
FanficTras vencer a la Cuarta Luna, Mitsuri se encuentra herida en la finca Mariposa, e Iguro la cuidara, lo cual hará que sentimientos florezcan antes de la batalla final.