— Sabía que tú y Kanroji terminarían juntos.— Rengoku comentaba con una gran sonrisa, mirando con un cariño fraternal al hashira de la serpiente.
— No deberías meterte en temas que no te importan.— Gruñó Obanai, cruzándose de brazos mientras observaba al alegre hashira de la llama.
— ¿Por qué eres tan frío conmigo Obanai? Somos prácticamente hermanos ¡Nos conocemos desde niños! — La cálida sonrisa de Rengoku brillaba como el sol, era algo que siempre aturdia al amargado de Iguro, quizás por un poco de envidia de que el contrario fuese tan feliz.
— Solo porque tu padre me rescato y cuidó no nos convierte en hermanos, ni si quiera lo he visto desde...— Obanai quedó mudo antes de terminar la frase.
Se quedó mirando a Rengoku, anonadado, luego observó al rededor, era la residencia de los Rengoku, estaba allí como cuando eran niños.
Observaba confundido y anonadado, luego volvió a observar a Kyojuro, aún más confundido que antes.— ¡Es muy cruel que no vayas a visitarlo ahora que yo no estoy! — Exclamó Rengoku, manteniendo esa sonrisa de siempre. — Creo que deberías ser un mejor hijo postizo.
Obanai parpadeó varias veces confundido, tomándose la cabeza con una mano ¿Estaba alucinando?
— Es inútil, siempre está ebrio, además ya le di mis condolencias por tu... Fallecimiento. — Respondió un poco afectado.
— Deberías ser más cálido con él, estoy seguro de que él y Senjuro te extrañan ¿Verdad madre? — Rengoku miró a un lado.
Obanai se sorprendió de sobremanera al ver a Ruka Rengoku a un lado de Kyojuro. Cuando él era un niño y estuvo con los Rengoku, no estuvo tanto tiempo con ella, pues su miedo a las mujeres le prohibía confiar en estas, pero aún así Ruka se preocupó de que nunca le faltase un plato de comida durante el tiempo que estuvieron juntos.
— No es buena idea obligar a Obanai a hacer algo que él no quiere. — Respondió con suavidad, acercándose para acariciar los cabellos oscuros del joven con una calidez maternal que hace muchos años no sentía.
Obanai cerró sus ojos y se dejó acariciar, sentía como un nudo en la garganta se le formaba.
— Ruka... Lo siento.— Murmuró, agachamdo la cabeza, sintiéndose culpable por haber sido tan arisco con ella cuando era un niño.
— Tranquilo, eras un niño asustado.— Respondió de la manera cálida en la que siempre hablaba.
Kyojuro sonreía con algo de cariño, pues sabía lo mucho que en vida, su madre intentó cuidar de Obanai.
— Intentaré... Volver a hablar con él. — Respondió un poco más decidido, abriendo sus ojos que estaban un poco llorosos.
— Confío en que cuidarás de mi familia y de Mitsuri ¿No, Obanai?
Iguro asintió, sin dejar de llorar en silencio.
— ¡Obanai! ¿Estás bien? Estás llorando.— Mitsuri estaba muy preocupada, recién estaba entrando a la habitación con una bandeja con el desayuno para su pareja.
Obanai se tocó la mejilla, sintiendo la humedad que sus lágrimas habían dejado, y luego observó a la pelirrosada que estaba frente a él, quedándose un poco confundido al verla usando una de sus camisas que claramente no le abrochaban y uno de sus pantalones que parecía que en cualquier momento se rompería por los gruesos muslos de la chica.
Fue una imagen bastante extraña de apreciar apenas despertar.— Ah... Sí, lo estoy.— Respondió, sentándose en la cama mientras se llevaba las manos a la cabeza, con sus recuerdos difusos y confundido por la situación.
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El cuidado del romance [Obamitsu]
FanficTras vencer a la Cuarta Luna, Mitsuri se encuentra herida en la finca Mariposa, e Iguro la cuidara, lo cual hará que sentimientos florezcan antes de la batalla final.