Capítulo 5 - Jet Jaguar vs. Ebirah

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- ¿Crees en otras vidas, Ptari? - Dijo Ptaka, sentada en un sillón mirando directamente al techo y tirada como un muñeco de trapo.
- ¿Como... Vidas anteriores?
Ambas estaban en una discoteca completamente llena de gente. De suerte estaban en un rincón medio vacío donde el sonido de los altavoces se apaciguaba y podían escucharse. Habían dejado a Akalanka con la abuela mientras que sus padres aún trabajaban.
- Sí, sí, si... Yo era un tigre, estoy completamente segura - Decía con una voz lenta como si estuviera en trance - Va totalmente acordé a como soy, salvaje...
- ¿Como lo supiste, Ptaka?
- No, pero no era cualquier tigre normal, era un tigre gigante, un tigre monstruo o tigre Kaiju como le dicen en Japón. Un Tigrezilla, vagaba por las selvas de China o en India o algo asi...
- ¿Quien te lo dijo? - Preguntaba Ptari incrédula.
- Una vieja bruja que está a 4 cuadras de la casa, me lo contó en un viaje astral mutuo. Es una Ohlone, los que estuvieron aquí antes de que los blancos llegaran y lo nombrarán San Francisco - Ptaka tomó un momento para toser - En fin, yo vagaba feliz hasta que un Godzilla me mato. Y estaba tan triste, no estaba segura si quería ser un humano o un animal más pequeño, aceptaría ser un tigre de nuevo pero en miniatura a nuestra escala.
- Un... ¿Godzilla?
- No. Eran varios. Era una familia de hecho, y el que me mato uso mis entrañas para alimentar a sus hijos. Eso me pone taaan triste. ¿Que tal si Godzilla tiene una familia por ahíii abajo en el océano y solo la trata de proteger?
Ptari se quedó en silencio.
- Los Maorí decían que el alma al abandonar el cuerpo físico regresaba a la Tierra en forma de mariposa - Dijo Ptari - nuestros ancestros decían que el alma tenia muchas vidas, entonces...
- ¿Que piensas que fuiste en una anterior vida, Ptari? - Pregunto Ptaka.

Ebirah se encontraba estable hasta esa noche. De la nada, con su gran tenaza, agarro el portaaviones que se encontraba a su lado y lo partió en dos como si fuera una tabla de madera delgada. Los jets de combate de la UNGCC reaccionaron de inmediato y dispararon a quemarropa contra Ebirah pero su blindada piel no se inmutó ante las armas humanas, agarrando con su tenaza un pedazo del portaaviones y lanzandolo a gran velocidad contra un jet derribandolo en el acto. Ebirah se sumergió en el agua, cosa que no asustó a las autoridades de la UNGCC al ver que todavía tenían la ruta de Ebirah por el rastreador, pero hasta la suerte les empezó a jugar en contra, el rastreador se dañó y no registró mas la ubicación GPS de Ebirah. Estaban al desnudo, tratando de alertar de todas las maneras posibles en las costas pacíficas del continente americano que todas las ciudades se mantuvieran alerta de la posible llegada de la langosta marina.

Había sucedido una discusión entre Tomoko y Daisuke. Este último decidió contarle sobre lo que estaba pasando, y de la decisión de Ren de acompañarlo a donde sea que vaya. Primero su esposo, ¿Ahora su hija? No podía aceptarlo, por primera vez en tantos años le volvía a gritar a Ren como lo hacia cuando era una niña y la desobedecia. Ahora lo hace al ver que los dos la quieren abandonar. Sin embargo, Daisuke le juraba por todos los Dioses y hasta por Eito que Ren estaría bien, Ren también lo hacía. En cualquier caso no mentía, si algo les llegaba a suceder Daisuke daría su vida para que regresaran a Ren a Kyoto.
Una conspiración entre empresas y una organización militarizada, nada de ahí saldría bien y Tomoko estaba aterrorizada de pensar en los mil escenarios y destinos peores que la muerte podría sufrir Ren, pero cuando pensaba en lo que le podría pasar a Daisuke reaccionaba indiferente. Tantos años sin la presencia de él, si hubieran llegado con la noticia de que ya estaba muerto no le hubiera sorprendido, y ni le sorprende ahora que le contó en lo que se ha entrometido.
De igual forma, ignorando las plegarias de Tomoko, Ren se fue con Daisuke, jurandole a su madre que llamaría todas las veces posibles y que enviaría todos los correos posibles en todo momento. Antes de irse, Ren agarro un reloj dañado que guardaba en uno de sus cajones sin dejar ver más allá de que se trataba, y le dió un fuerte abrazo a Tomoko.
Los dos se dirigieron al aeropuerto de Kyoto para ir en el vuelo a San Francisco.

Godzilla ゴジラ: VerdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora