Capítulo 16 - Monarca, parte 2

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Estaba en uno de los fondos marinos más profundos del planeta. Lo recuerda perfectamente, fue a este lugar después de arrasar con una de las primeras ciudades modernas que había visto de los Mosura*, hace 34 años ya. A su lado, mientras dormía en una de las cavernas, estaba el esqueleto de la bestia de pinchos que había asesinado en aquel lugar desértico. El esqueleto estaba limpio de carne, solo manchado de sangre, en poco más de una semana Godzilla había devorado todo lo que quedaba de ese monstruo y había absorbido toda su radiación dejando una carcasa vacía. No era el único lugar donde se escondía para comer o dormir, por supuesto. Incluso dormía en lugares en la superficie aunque prefería el océano al ser un lugar donde tenía el control total de sus habilidades físicas como la agilidad, fuerza o velocidad, y también porque es el lugar nativo de los Godzillas. Recuerda con nostalgia cuando habían más de su propia especie, incluso había tenido un hijo en los últimos años antes del "evento", como llama lo que le hicieron los pequeños Mosura. Solo era un huevo, ni siquiera había alcanzado a eclosionar antes de que una gran luz los cegó a todos pasando a ser una gigantesca explosión, como si el Sol mismo hubiera caído hacia las profundidades del océano y abriendo los mares impactando directamente contra todos los Godzilla que habían.

No era la primera vez que lo sintió, en realidad. Aunque sus habilidades perceptivas eran muy limitadas en aquella nostálgica época, años antes, podía sentir todos los bombardeos y explosiones en la superficie. Podía ver al mirar hacia arriba aves de metal sobrevolando y luchando entre sí. Lo más fuerte que escuchó fue en una de las islas al norte, un archipiélago. Dos gigantescas explosiones hicieron temblar a toda la Tierra y habían caído en esas islas, de inmediato supo que los Mosura lo hicieron. ¿Qué clase de objeto habían descubierto o inventado que pudiera generar tal destrucción? ¿Por qué lo hacían contra ellos mismos? Estaban violando a la Tierra, creaban huecos en su carne y estaba dando a luz a demonios; o así lo pensaba Godzilla cuando se dio cuenta de que esas dos explosiones estaban despertando a más monstruos que llevaban dormidos o escondidos cientos de miles de años.

Pero cuando una de las miles de explosiones que los Mosura hacían por razones que Godzilla desconocía alcanzó su colonia finalmente entendió que querían hacer. El poder del Sol en sus manos, matando a todos los Godzilla y destruyendo en pedazos el huevo que cuidaba. Pensó que él también había muerto pero despertó. La cueva estaba derrumbada, los cuerpos de su familia y demás estaban en todas partes, quemados y sin pulso. Pero él seguía con vida, el poder de las estrellas no lo mató, en lugar de eso se empezó a transformar. En todo su cuerpo sentía como la carne y piel se regeneraba creando una sensación de ardor que lo hacía rugir de dolor sin parar, tanto por la transformación como por la desgracia de perder a todos sus compañeros de vida.

¡Odio, odio! Era lo único que pensaba Godzilla. El poder del Sol se manifestó en su cuerpo en forma de un potente rayo de color azul que derretía y destruía todo lo que tocaba. Pero quemaba su garganta y lengua, como si se hubiera comido una estrella. Los primeros meses fueron de dolor puro hasta que finalmente se pudo adaptar al propio dolor y tomo control de todas sus funciones corporales. Lo primero que notó fue que podía sentir la vida y muerte de todos los seres vivos caminando sobre el planeta, podía sentir el latido del corazón de todos los otros monstruos en las profundidades de la tierra o del mar, podía sentir la Luna arrastrando las mareas, podía sentir todos los océanos como una extensión de él mismo. Podía sentir los minerales, el agua, el campo magnético, la radiación solar, el núcleo incandescente del propio planeta. Se había convertido en el monstruo más poderoso que había existido en la Tierra. Sin embargo, lo primero que hizo fue salir de esa caverna y buscar a otros Godzillas con su ecolocalización sin éxito alguno. Todos los Godzillas habían muerto aquel día y él era el único vivo sobre este mundo.

Odio, odio. Se aproximó a la superficie y empezó a destruir todo a su paso. Gigantescos nadadores de metal que habían construido los Mosura lo bombardeaban, sentía todo el dolor, pero no sufría daño. Los destruía con la luz de la estrella que se había comido, generó caos en una isla cercana que estaba habitada por Mosuras; luego se aproximó a la ciudad más cercana y la destruyó. Veía a todos los humanos debajo de sus pies corriendo, y los aplastaba. A los que no alcanzaba les lanzaba coletazos o derrumbaba torres y edificios encima de ellos. Cuando las aves de metal empezaron a atacar usó su rayo de estrella para derretirlos, lo mismo con sus versiones de tierra que le disparaban sin cesar. Cuando todo acabó se dio cuenta al mirar al cielo que su poder había alterado el clima del lugar. Tan poderoso se había convertido que podía decidir el destino de millones de vidas. Ahora se había convertido en la muerte misma, en un destructor de mundos; por la arrogancia de los Mosura de convertirse en la muerte, mandar sobre otros seres vivos y sobre ellos mismos. Se volteó a mirar detrás de él. Escombros, incendios, lluvia radioactiva, pero había un Mosura que había sobrevivido, y se le había quedado mirando. Godzilla lo miró, pudo sentir la agonía del pequeño animal, había perdido a toda su familia, o al menos Godzilla lo pensaba así. Se sorprendió al poder sentir lo mismo que el otro sentía, como si el Mosura fuera una extensión de él mismo. Le recordó a él mismo cuando el Sol aniquiló a toda su familia y a su hijo en el huevo. Rugió al cielo, enojado con todos y consigo mismo. Ni siquiera lograba entender sus propios sentimientos, solo podía sentir furia. Era y se sentía capaz de destruir el mundo entero en aquel momento pero prefirió no seguir. Prefirió parar su rastro de destrucción en aquel momento y se devolvió al mar.

Godzilla ゴジラ: VerdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora