2 - No quiero que lloren

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Uno de mis pensamientos más frecuentes era que no quería ver ni a mi familia ni a mis amigas sufrir por mi culpa, había sentido en carne propia el dolor de haber perdido a personas que amas y si en mis manos estaba evitarles un sufrimiento de ese tipo sin duda lo haría.

Por lo tanto, mi mayor motivación fue el pensamiento que no me abandonaba "no quiero que lloren" y de esa forma iba dejando que la vida fuera avanzando, viviendo un día a la vez e intentando ser feliz o todo lo feliz que podía serse en mi condición.

Me hice fan de la boyband que vi con mis amigas y después de ello no hubo ni un solo día en el que no pensara o hablara de ellos, me habían salvado y les estaba agradecida, además, eso me permitió estar más cerca de mis amigas, quienes también tenían muchísimo mérito en que yo desistiera de quitarme la vida.

En una ocasión, al poco tiempo de conocerlos, mis ídolos musicales transmitieron un concierto en el cine y ya que mis posibilidades de ir a un concierto en vivo eran limitadas ya que ellos eran surcoreanos, opté por ir, pero tuve que ir sola ya que mis amigas vivían en una ciudad distinta a la mía.

Era la primera vez que me atrevería ir al cine sola, pero no importaba, ya que estaba determinada a experimentar cosas nuevas estaba bien, aunque me sentía insegura de ir sola no me quedaría sin vivir la experiencia.

Compré algunas photocards para regalar a las otras personas que fueran a ver el concierto y llegado el día, llena de nervios e inseguridades me encaminé al cine y sin duda fue un gran momento porque conocí al que fue mi más grande amor.

Estando en la fila para entrar a la función tímidamente obsequié una parte de las cosas que llevaba y pude notar que había un chico que no dejaba de verme y eso no hizo más que intensificar mi nerviosismo, pero procuré ignorarlo, sin embargo, su mirada era intensa.

Entré a la función y comenzó el concierto, normalmente yo no era el tipo de persona que hacía cosas sola y mucho menos si se trataba de gritar o cantar como las personas a mi alrededor, pero ese día no me importó y lo hice.

Grité, canté y lloré como si estuviera viviendo el concierto en vivo, en ese lugar nadie me juzgaba, todos hacían lo mismo y me sentía acompañada, definitivamente era mejor de lo que podría haber pensado.

En algún momento de la transmisión pude sentir nuevamente que alguien me veía y al voltear "discretamente" hacia todos lados pude encontrar en una fila más arriba al chico que me veía desde que estábamos formados y sin importarme nada comencé a observarlo tal como él lo hacía conmigo.

Era demasiado atractivo, con facciones muy delicadas, piel clara, nariz afilada, mentón marcado, ojos oscuros, cabello castaño casi negro, en ese momento me sonrió y pude notar que tenía la sonrisa más hermosa que hubiera visto jamás, el sujeto en cuestión era simplemente perfecto.

Me vi intimidada y regresé la mirada al concierto que tenía frente a mí, pero por mucho que intentara concentrarme en la pantalla, me era casi imposible, pues la sonrisa de aquel chico no se iba de mis pensamientos.

Cuando el concierto terminó pensé en salir corriendo porque había sido demasiado de intentar ser extrovertida y estar rodeada de tantas personas no era algo que le ayudara a mi yo ansiosa, sin embargo, aún tenía demasiados regalos y no quería volver a casa con ellos.

No tuve más remedio que pararme junto a la puerta y entregarlos a quienes pasaban, algo que no fue del todo malo, a pesar de que algunas chicas me abrazaban como si nos conociéramos de toda la vida no era incómodo ni nada parecido, sólo era distinto, pero estaba bien, al menos me iría satisfecha de estar haciendo algo por mi cuenta y para mí.

Estaba tan concentrada conversando con desconocidas que olvidé por completo al chico que me observaba tan a detalle, al menos hasta que se acercó a mí y comencé a ponerme aún más nerviosa que antes.

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