Caigo de rodillas en el suelo cubierto de tierra polvorienta y piedras.
Elías en otro momento me hubiera soltado alguna ofensa por mi estado, pero esta vez se queda callado, algo que no me ayuda en absoluto.
Al menos recibir sus quejas y reproches me ayudaría a distraer la mente de todos esos recuerdos que me atormentan.Me quedo con el mentón apoyado sobre mis rodillas, observando a la distancia todo lo que nos rodea. Gran parte del país se ha quedado sin energía, este es uno de esos sitios.
El parque en cual estamos se logra divisar por la luz del cielo, algo que le brinda un aspecto entre lo opaco y vivo.
—Yo no quise hacerlo —balbuceo aún entre temblores. Elías me mira desde lo alto antes de decir:
—No te preocupes, tarde o temprano moriría —Eso fue en modo de consuelo.
Algo de lo que me doy cuenta en este momento, es que Elías no es bueno haciendo ese tipo de cosas.—¡Pero lo mate yo! —me quejo.
—¿Y? ¿Importa acaso quien acabó con su miserable vida?
Me mira enarcando una ceja y poniendo sus manos en la cadera. Cada vez que hace eso se ve más mayor de lo que realmente es, y eso me dejaba sin voluntad para llevarle la contraria.
—A mí sí —declaro agachando la cabeza.
—A ti todo te importa, en mi opinión eres más buena que un humano —opina—. O quizá, más cobarde.
Le miro mal.
—Asesine a un sujeto que era el amigo de mi hermano
—reprocho—. Eso no me hace ni humana ni cobarde.Se ríe con fuerza ante mi comentario.
—¿Amigo? —inquiere incrédulo—. Ese no era amigo de Anderson, era un oportunista solamente. Y si te hace sentir mejor, él iba a enviarte al matadero, y no eras la primera.
Eso era verdad.
Nosotros seríamos unas víctimas más del largo listado. Julián no era bueno, pero eso no cambiaba el hecho de haberlo matado por mi propia mano.
—Además, tu vida es mil veces más valiosa que la de ese sujeto —declara Elías.
Sorprendida lo observo, y por primera vez mi cerebro se queda vacío.
***
Juntos buscamos algo para llenar el estómago, encontrando unas sardinas y alverjas enlatadas, las cuales comimos sentados en el columpio del parque, anulando el sonido con el ruido de las cadenas.
Al tener mi tercera lata vacía, me columpio y le doy una patada a la lata, la cual vuela por los aires y cae más allá.
Sonrío mientras atraigo la lata hacia mí nuevamente. Ésta se estrella en mi palma y tras un nuevo impulso, la vuelvo a lanzar mucho más lejos que antes.Hago eso hasta perder la cuenta, bajo la atenta mirada de Elías a mi lado. Debo de verme como una chiquilla insoportable, pero esto disminuye mi angustia, mis penas, y todos mis temores.
—¿Sabes? —dice Elías a mi lado. Aún en movimiento lo
observo.—¿Qué? —pregunto ejecutando mi maniobra que resulta muy divertida.
—Cuando estás así luces encantadora —Su declaración hace que pierda la concentración, algo que me impide sujetar la lata a tiempo, recibiendo un impacto en la frente.
—¡Auch! —mascullo llevándome la mano al área afectada, él ríe burlón—. ¿A qué te refieres? —cuestiono sin mirarlo, algo en el ambiente me hace sentir extraña.

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LA LLEGADA
Научная фантастикаLlegaron siendo niños, con dos pensamientos en su cabeza: sobrevivir y pelear. No recuerdan sus antiguas vidas, ni como eran. O lo que hacían. Solo recuerdan sus códigos de identificación: 308 y 303. Dos hermanos en un mundo que no es suyo, preparán...