Tailer
Soy alguien que suele reflexionar por las noches, me siento algo atado al pasado y mis pensamientos rondan a algo estatico.
—¿Crees saber lo que realmente quieres? —pregunté en voz baja, más a mí mismo que a nadie en particular.
Caminaba por las calles de la ciudad, la brisa nocturna cubriendo mi rostro y enfriando mis pensamientos. La seriedad de la vida se reflejaba en cada arruga de mi frente mientras avanzaba por las aceras iluminadas por faroles. La soledad de la noche amplificaba mis pensamientos, y una pregunta resonaba en mi mente: "¿Qué es lo que realmente quiero en la vida?"
La respuesta no era sencilla. Cada paso que daba me acercaba más a una comprensión vaga y esquiva, como intentar atrapar un rayo de luz con las manos. Mis pensamientos volvieron a Homura, a las risas que una vez iluminaban mis días, a esos momentos preciosos que compartíamos.
—La vida es un laberinto de momentos preciosos, ¿verdad? —murmuré al viento—. Recuerdo cuando las risas de Homurailuminaban mi mundo como estrellas en la noche oscura. Cada instante a su lado era como un sueño del que nunca quería despertar.
Me detuve y miré hacia el horizonte, donde las luces de la ciudad destellaban como estrellas lejanas. El eco de nuestras risas, de nuestra complicidad, resonaba en mi mente, haciéndome sentir la aguda punzada de la nostalgia.
Te amo...
Las palabras que nunca dije. Los sentimientos que guardé en lo más profundo de mi corazón, temiendo que revelarlos pudiera arruinar la relación que tanto valoraba. Ahora, esos sentimientos sin expresar me atormentaban, haciéndome dudar de mis propias decisiones.
—Pero ahora... ahora todo parece tan distante, tan efímero. Las risas se desvanecen en el eco de la memoria, y el brillo en sus ojos se desvanece en la distancia del tiempo. Me pregunto si alguna vez volveré a experimentar esa sensación de plenitud, esa conexión tan profunda que una vez compartimos —musité, sintiendo el peso de la melancolía en mi voz.
Suspiré profundamente, el aire fresco llenando mis pulmones y aliviando momentáneamente la opresión en mi pecho. La soledad me envolvía, y mi corazón de cristal parecía al borde de romperse bajo la presión de la nostalgia y el anhelo.
—A veces, me pregunto si es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado en absoluto. El peso de la nostalgia me consume, recordando lo que una vez tuve y lo que ahora se ha desvanecido en el pasado.
Seguí caminando, mis pasos lentos y medidos, cada uno marcado por un pensamiento. Pero incluso en medio de esta tristeza, había un rayo de esperanza, una chispa que se negaba a extinguirse.
—Pero aún así, en medio de esta melancolía, encuentro un rayo de esperanza. Quizás algún día, en algún rincón perdido del tiempo, vuelva a encontrar ese brillo en los ojos de alguien más. Quizás la vida aún tiene sorpresas guardadas para mí, esperando ser descubiertas en los rincones más inesperados.
Llegué a la puerta de mi casa y me detuve, mirando el lugar que compartía con mi hermano. Tomé una profunda bocanada de aire, sintiendo la determinación crecer dentro de mí. Sabía que era momento de hablar, de compartir mis sentimientos, de abrir mi corazón.
Entré y busqué a mi hermano. Lo encontré en su habitación, absorto en sus pensamientos. Me acerqué y me senté a su lado.
—Hermano —comencé, mi voz temblando ligeramente—. Necesito hablar contigo sobre algo importante. Es sobre Homura...
Mi hermano me escuchaba atentamente mientras desahogaba mi corazón, cada palabra un alivio, cada confesión un paso más hacia la claridad.
—Entonces, ¿crees que deberías decirle a Homuracómo te sientes? —preguntó, su voz calmada y llena de comprensión.
Asentí lentamente, sintiendo el peso de la decisión que estaba a punto de tomar. —Sí, creo que es lo correcto. No puedo seguir guardando estos sentimientos. Necesito saber si ella siente lo mismo o si he estado persiguiendo una ilusión.
—Es una decisión valiente, Tailer. Pero recuerda, sea cual sea su respuesta, no te defines solo por esto. Hay mucho más en ti que tus sentimientos por Homura. —Su voz era firme, su apoyo incondicional.
Esa noche, dormí con una mezcla de nerviosismo y determinación. Sabía que el día siguiente podría cambiarlo todo, pero estaba dispuesto a enfrentar cualquier resultado.
Al día siguiente, fui a la universidad con una mezcla de emociones. Sabía que tenía que hablar con Homura, pero encontrar el momento adecuado no sería fácil. Mis clases pasaron en un borrón, mi mente constantemente volviendo a lo que quería decirle.
Finalmente, la vi en la cafetería, sentada sola en una mesa, absorta en sus pensamientos. Tomé una profunda respiración y me acerqué.
—Homura, ¿podemos hablar? —dije, tratando de mantener mi voz firme.
Ella levantó la mirada y me sonrió, una sonrisa que me daba valor. —Claro, Tailer. ¿Qué sucede?
Nos sentamos y durante unos momentos, el silencio fue nuestro único acompañante. Sentía mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho, pero sabía que tenía que ser honesto.
—He estado pensando mucho en nosotros, en nuestra amistad y en lo que significas para mí —comencé—. Y creo que es hora de ser sincero contigo sobre algo que he estado guardando.
Ella me miró, sus ojos llenos de curiosidad y preocupación. —¿De qué se trata?
—Homura, te amo —solté, sintiendo como un peso se levantaba de mis hombros al decirlo—. No sé cuándo exactamente comencé a sentir esto, pero sé que es real. Y no puedo seguir pretendiendo que no existe.
Ella se quedó en silencio por un momento, procesando mis palabras. Su rostro mostró una mezcla de sorpresa y algo que no pude identificar.
—Tailer... —comenzó, pero yo la interrumpí.
—No necesito que respondas ahora mismo. Solo quería que lo supieras. —Quería darle espacio para procesar, sabiendo que esta revelación podría cambiar todo entre nosotros.
—Gracias por ser honesto conmigo —dijo finalmente, su voz suave—. Necesito un poco de tiempo para pensar en esto, pero valoro mucho tu sinceridad.
Asentí, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad. Nos quedamos en silencio por unos momentos más, luego nos levantamos y nos despedimos.
La tarde pasó en un borrón de emociones. No sabía qué esperar, pero me sentía en paz por haber sido honesto. Sabía que había dado el primer paso hacia una verdad que necesitaba ser dicha.
Esa noche, mientras caminaba de regreso a casa, me encontré nuevamente reflexionando sobre lo que realmente quería en la vida. A pesar de la incertidumbre, me sentía más cerca de encontrar una respuesta. Había sido valiente, había sido sincero, y eso era lo que más importaba.
Continuando mi camino, sentí una nueva determinación crecer dentro de mí. Fuera cual fuera el resultado, sabía que había hecho lo correcto. La vida era un laberinto de momentos preciosos, y había decidido no perder más tiempo en las sombras de la duda.
Y así, con las palabras finalmente encontrando su camino, empecé a desahogar mi corazón, compartiendo con él los sentimientos que había guardado durante tanto tiempo. Porque a veces, en los momentos más oscuros, lo único que necesitamos es un poco de luz para guiarnos. Y en mi hermano, encontraba esa luz.
Fin del Capítulo 15
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Te amo, pero esto esta mal.
HumorDos hermanas, y dos hermanos. Quizas compartir este bien pero no a este nivel. ¿Cuatro personas que se aman? ¿Amas a mi hermano y a mi? ¿Podría considerarse esto como una cita doble? ¿Esta bien hacer esto? Déjate de bromas, ¿Quién eres tu? Yo soy tu.