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“Una tarde normal con los
Chicos”

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Moviendo todo de acá a allá y de aquí para acá, cocinar no era lo suyo pero cuando lo hacía sabía que debía hacerlo bien. En este caso le tocó cocinar para todos en el campamento, estaba removiendo el curry para que no se pegará a la olla.

Atsushi se había cortado por accidente mientras estaba picando las verduras, akutagawa como siempre de protector le ayudo para que se sintiera mejor, como si se hubiera cortado la mano. Cuando en realidad solo se cortó levemente con el cuchillo, akutagawa solía ser algo muy protector con atsushi. Quizás le quería cuidar bastante o solo era así de sobreprotector, en fin, cosas de perros rabiosos sin cejas.

Quien le ayudaba a cortar el cerdo fue Fyodor, quien se ofreció a ayudar al menos con ello. Hoy comerían de almuerzo curry de cerdo y arroz, así que le ayudaría muchísimo, mientras el arroz reposaba de manera que se terminará de coser.

El único sonido que se encontraba allí, era el sonido de la cocina y del cuchillo que chocaba con la madera al igual que su filo que resonaba en ella. El azabache al terminar de picar lo sé acercó a la cocina para poder agregar el cerdo con delicadeza, así para que no salpicará y menos manchara alguno de los dos presentes.

La cosa era que el azabache se había acercado desde atrás del albino, rodeándolo con sus brazos para unirlo a el y así recargando el peso de la cabeza en el hombro del albino. Mostrando un pequeño acto de cariño, casi inofensivo pero siendo tierno a su vez, por su parte el albino no hacía más que dejarse por el azabache, era reconfortante aquella cercanía del azabache.

Apenas el azabache termino de agregar el cerdo, el albino procedió a remover todo para luego tapar la olla para que terminase de cocinarse. Fyodor no se movió de dónde estaba, se quedó unos minutos allí con el albino, presionando un poco más el abrazo y reposando más su cabeza en el hombro del albino.

El albino solo se quedaba tranquilo con su abrazo, le daba tranquilidad y paz de manera física y sentimental. Ta. Sereno e delicado podía ser, le parecía tierno.

— Kolya.

— ¿Que sucede, Fedya?.

— ¿Que harás después del campamento? - Le cuestionó el azabache.

El albino tuvo que cortar el abrazo para verle, aunque temiendo por quemarse se acercó a la mesa de la cocina para poder sentar se. Lo cual el contrario imitó, con un poco de tiempo de pensarlo le respondió.

— Normalmente después de hacer los quehaceres me gusta acomodar algunos muebles o simplemente moverlos hacia lugares distintos, lueg-.. - Fue interrumpido por el azabache quien reía con su respuesta, el albino lo tomo como algo confuso.

— Perdón si no me especifiqué con la pregunta, hablaba de que planes tienes para después del campamento - Respondió al silencio confuso del albino, sonriéndole de forma ladina.

— ¡Ah! Con que era ello - Un leve sonrojo de vergüenza apareció en sus mejillas, retomando sus palabras antes de hablar — Bueno de ser así no tendría más que una sola salida, la cual es de suma importancia, de lo de más no tenga más nada que hacer.

El azabache asintiendo mientras un gesto pensador, o así lo creía el albino. Le parecía que el azabache meditaba sus palabras antes de hablar, pequeño gesto le pareció algo tierno y a su vez siendo notado por el azabache.

𝐋ιႦҽɾƚყ   || 𝐅ყσʅαι ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora