15. La pareja del año

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-¿Crees que sea bueno el hotel Børha para nuestra Luna de miel?

Nander bebió té con un dejo indiferente ante aquella pregunta cortando el silencio con su voz rasposa. A su novia aquella consulta le escocía. Imaginar esa noche de bodas le repugnaba, le daban ganas de salir corriendo. Y él lo sabía. Conocía a la chica desde pequeña y podía leerla como a un libro. Al fin June contestó tratando de mantener la indiferencia:

-Ir al otro lado del mundo no me atrae. Además, daría mejor prensa internacional que escojamos un hotel de mi familia. Incluso alguna de sus casas de veraneo.

-Esas casas ya las conozco. Es como estar en la mía. Ni lo pienses.

Ella untó mermelada en una tostada con delicadeza intentando llamar la atención de Nander y así poder manipularlo. Al sentir la mirada de él sobre ella se consideró vencedora de esa pequeña batalla.

-Hay una nueva casa a las afueras de Gama. A orillas de la playa. Estará lista en una semana.

Nander la escuchaba viendo esa tersa piel bronceada moviéndose sobre esa bendita tostada. Sus manos eran capaces de tomar aquellas delgadas muñecas con un solo agarre de una de ellas. Las apretaría hasta que éstas se quebrasen.

-Creo que la playa es perfecta. Envíame las fotos para consultar.

Ella se detuvo y lo miró fijo con esos ojos claros y filosos, haciendo que él levantara su mirada. Con un tono conciliador argumentó:

-Nander... ¿Será posible que decidamos una sola cosa de esta boda? Es solo un detalle. Déjalo para nosotros, por favor... Y sí, claro que te enviaré las fotos del lugar.

El hombre pensó y creyó que esa vez su novia tenía razón, por lo que aceptó la idea. La chica dio una dentellada a su tostada sin agregar nada. El silencio ocupó lugar unos minutos. Nander comió un cupcake mientras June terminaba su tostada. La empleada y los guardaespaldas de ambos habían permanecido de pie durante toda la merienda de ambos. La pareja no debía dejar ver nada extraño para evitar que se filtrara algún chimento, sobre todo a los países vecinos.

Cuando la rubia terminó, Nander hizo un movimiento con su mano para que los empleados salieran y así, en un segundo, quedaron completamente solos. June controló lo que más pudo su respiración agitada. Podía esperar cualquier cosa de él. No conocía sus pensamientos pero sí percibía que era peligroso.

El hombre sonrió mientras acomodaba la silla a las rastras al frente de la joven. June lo observaba espectante. Con sus pies movió la silla de la chica para que quede en la misma posición que la suya. Entonces abrió sus piernas dejando las de ella en medio, así podía estar más cerca. Esa oscuridad que le brotaba de las entrañas se mostró en su mirada verde agua. Murmuró tomando las manos de June de forma tal que la piel de la joven se erizó:

-¿Quién es?

El corazón de ella se desesperaba por escapar de allí. El hombre lo sintió galopar en las arterias de las muñecas de ella bajo sus pulgares. Eso lo satisfizo en gran manera. Sin rodeos ella aseguró calmando su voz agravada:

-Te dije que no tengo un amante. Solo salí a divertirte sin permiso y me quedé en el hotel. Averigua si quieres.

Nander bajó la mirada a sus manos intensificando su sonrisa ladeada apretando los dientes. Ella pudo notar el movimiento de su mandíbula tensa. El hombre tomó sus muñecas con caricias, notándose la diferencia de tamaño. La adrenalina de June se disparó con ese roce. Estaba en peligro.

-¿Te acuerdas de ese chico de tu escuela... Yhan? El hijo de los doctores, no recuerdo su apellido...

-Sí... Lo recuerdo, pero no sé qué tiene que ver.

-Él terminó la escuela e iba a empezar la universidad. Justo estudiaría lo que estudiarías tú ¿Recuerdas?

Había sucedido algo entre Yhan y June, pero nadie lo sabía... Evidentemente Nander se enteró, pero, ¿cómo? Su agarre se intensificó de a poco. Él podía hacer lo que quisiera con ella en ese momento. Tenía la fuerza para hacerlo. Era un Vyan, el hombre más poderoso del país después de su padre. Era joven, estaba ejercitado, bien nutrido, era imparable. June no emitió palabras al comenzar a sentir dolor en sus muñecas.

-Me dio mucha pena que Yhan tuviera ese accidente de auto...- Suspiró exageradamente compungido- Un chico con tanto futuro por delante...

Levantó sus ojos a los de ella. Si bien su gesto era natural, no así sus ojos. Podía ver el temor en ellos. Ella era buena. Sabía ocultar sus emociones, sin embargo, él podía adivinar qué sentía. Apretó fuertemente las muñecas de June y ésta dejó escapar un quejido, tras lo que espetó apretando los dientes:

-Suéltame o grito, maldito maniático.

-¿Quién es, June?

-Sabes,- Alzó la cabeza desafiante para no demostrar tanto su temor. - no necesito ningún amante ni ningún hombre. Tengo toda la dignidad que a tí te falta.

Nander lanzó una carcajada echándose hacia atrás.

-Sabes que soy un Vyan y puedo averiguarlo por las malas, preciosa.

-Pues hazlo, y pronto. No tengo nada que esconder. Y recuerda que tienes hasta el sábado para terminar con vaya a saber quién, o nuestros padre se enterarán que vi los mensajes y escuché la llamada con esa chica.

-Si no fueras tan aburrida, no tendría que buscarla.

-Tienes hasta el sábado, y créeme, ni tu apellido te salvará del castigo que recibirás cuando se enteren todos de que no sabes guardar tus trapos sucios.

Él se levantó de golpe con furia y la tomó de la cara con una mano:

-Atrévete a abrir la boca.

Nander estaba tan enfurecido que al hablar escupió la cara de ella y su tez se enrojeció. Una vena se hinchó en su frente. De repente, alguien llamó a la puerta. Ambos se acomodaron como si nada hubiera pasado y forzaron una sonrisa. Él dijo "adelante". Una de las empleadas del lugar abrió avergonzada inclinando la cabeza:

-Disculpen la interrupción. Señorita Herz, la señorita Hamada me pidió que viniera a preguntarle si estará en su casa a las 6:30 para su clase de gimnasia.

-Sí, por supuesto, ya me iba. Dile que la espero-contestó sonriendo con la cabeza en alto.

La mujer se despidió y salió medio sonriendo. Los vio con las caras sonrojadas y creyó que tenían un momento íntimo.

June se puso de pie de inmediato tomando sus cosas.

-Gracias por tu invitación, querido. Me encantó pasar un rato contigo... El sábado nos vemos.

Ella se marchó sin dar tiempo a nada, dejando a la bestia con el orgullo herido y la sangre hirviendo enajenada.

Atlas - Juego de poder (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora