Atlas - Juego de poder (En Proceso)

26. Ocaso

Mientras tanto, en la mansión Herz, June permanecía en su cuarto junto a su guardaespaldas y Dayara. La rubia recogió su cabello en un moño sujetado con una lapicera con un movimiento impaciente, y se sentó cruzada de piernas sobre la cama. Kalan estaba a un lado, de frente, en una silla, y la asistente en otra.

Dayara sugirió:

-Deberíamos llamar a mis hermanas. Tal vez ellas sepan algo.

-Es cierto. - June tomó su comunicador y telefoneó.

En la casa de la costa, Tony estaba experimentando con unos ingredientes para hacer algo de comer que no fuera arroz o fideos. Mientras, Ihra abría la heladera para tomar agua exhausto por su trabajo. Derina dormía producto de los medicamentos para la gripe y la alergia que el doctor que fue el día anterior le había recetado.

El comunicador sonó sobre la mesa. Ihra atendió.

-Hola.

-Buenos días, Ihra ¿Cómo está Derina?

-Un poco mejor, señorita Herz - Tony se detuvo al oír la conversación e Ihra puso el altavoz. -Ahora está descansando. Gracias por enviar ese médico ayer. Nos vino muy bien a todos que nos revisara.

-Me alegra saberlo... Ihra, oigo que pusiste el altavoz ¿Las demás están contigo?

-Sí, señorita Herz, aquí estoy, soy Antoinette. Derina está descansando-respondió la morena de inmediato apoyando los brazos sobre la mesa inclinándose para hablar.

June, al oír el tono de voz de ellos, se dio cuenta de que no sabían nada sobre lo de la joven fallecida . Tomó aire para continuar. Del otro lado, Tony e Ihra se miraron preocupados.

-Bien... Tengo malas noticias... Esta mañana nos enteramos de que murió una chica que ustedes conocen... Krisa Levi. Dayara me dijo que trabajaba con Derina.

Tony se llevó la mano al pecho impresionada. El joven tomó la palabra con pesar tras negar con la cabeza:

-Todos la conocíamos. Vivía en un edificio frente al mío y tenía varios hermanos a cargo... ¿Qué le sucedió?

¿Hermanos a cargo? Eso era terrible. June no sabía cómo decirlo, hasta que al fin lo contó.

-Me enviaron un sobre anónimo con fotos de ella. Dayara la reconoció.

-¿Qué quiere decir eso? ¿Acaso la mataron?-indagó Ihra.

-Me temo que sí, Ihra. Y no sé por qué me enviaron este mensaje, pero ha sido un aviso... Prepárense, volaremos para ir por ustedes. Iré a hablar con su otra amiga, la pequeña de cabello rojizo ¿De acuerdo?

Tony derramó unas lágrimas y respondió afirmando. Ihra no salía de su asombro. La comunicación se cortó, quedando ambos en silencio. Tony secó sus mejillas con sus delgados dedos.

-Iré a despertar a Der.

Ihra la escuchó pero no respondió. Se quedó sentado confundido con un nudo en el estómago.

Cuando June llegó en la avioneta junto a Dayara y Kalan, los otros tres estaban esperándolos en el jardín con un bolso cada uno. Fue inevitable la reacción de la hermana de Day al ver su cabello blanco platinado y la chaqueta y el pantalón de vestir negro.

-¿Qué diablos te hiciste? Estás horrible.

Tony le dio un manotazo en la parte trasera de la cabeza, a lo que Derina se quejó:

-Oh, la Gran diosa me castiga una vez más.

-¡Cierra la boca, pendeja!-reprendió la negra.

-¿Pueden callarse? June tiene que decir algo-ordenó Dayara molesta.

Tony la miró asombrada e Ihra revoleó los ojos cansado. Así, Herz tomó la palabra:

-Iré a hablar con Shiza Bright y su familia. Necesito saber si ellos dijeron algo sobre nuestro arreglo. Sospecho que esto es un aviso; deben haberme descubierto.

Derina no había comentado con nadie sus sospechas, pero ese era el momento indicado para hacerlo. Con el cuerpo y la cabeza cansados por su salud, se cruzó de brazos y con voz cortante aseguró:

-Krisa salía con alguien peligroso.

Todos la miraron con los ojos de par en par. Ella continuó:

-Jamás quiso decirnos ni a Shiza ni a mí su nombre. Estoy segura de que era alguien influyente. Solía recibir medicamentos o mercadería cuando necesitaba y tenía uno de esos aparatos para hablar... comunicador. Es más, la última vez confesó que él no era indigente.

Se quedaron en silencio tratando de asimilar lo oído.

-¿Por qué no me contaste? Podría haber hablado con ella, haberla hecho reaccionar-musitó su amiga sollozando nuevamente.

Derina limpió su nariz con un pañuelo descartable y aclaró estirando su brazo:

-Tony, intenté que abriera los ojos y no quiso. Y bueno, si andas mal, acabas mal.

Ihra se paró frente a ella enfurecido:

-¿Cómo puedes decir algo así? ¿Quién te nombró juez?

Derina lo enfrentó irguiéndose:

-Oye, Shiza también lo sabía y lo único que hacía era festejarle la gracia a su amiga. Fui la única que le dijo las cosas como son.

-Hay algo que no cuadra-interrumpió June dando un paso al frente levantando una mano para callar a ambos. -¿Por qué me enviarían un aviso? Yo no la conocía. Lo que sé ahora es por ustedes.

Esa pregunta quedó en el aire. Nadie lo había pensado. Derina meneó la cabeza ansiosa. Cada vez parecía una peor idea haber aceptado el trabajo con los Herz. Debería haberse quedado en el sótano y seguir aguantando el hambre con un trabajo de jornada completa.

-Subamos a la avioneta. Debo volver a casa lo antes posible-anunció June.

Así, se marcharon a los suburbios en busca de Shiza.

El supermercado estaba de luto y nadie fue a trabajar aquel día. Habían encontrado muerta a Krisa en un edificio cercano a aquel lugar. Un asalto a mano armada producido por unos delincuentes, fue lo que dijeron luego los del forense. La noticia se estaba difundiendo entre los indigentes luego del informe policial dado al hermano que le seguía a Krisa. Se buscaría a los criminales, se anunció, aunque todos sabían que jamás los encontrarían, como siempre pasaba. Siempre usando cortinas de humo.

June y los demás llegaron al edificio de Shiza vestidos de indigentes, usando cubrebocas. Cuando la pelirroja abrió la puerta y vio a Derina, se abrazó a ésta y rompió en llanto. Der no dijo nada, solo apoyó una mano en la espalda de su amiga con un triste gesto en su rostro.

-No saben lo que pasó-anunció la chica entre lágrimas. -Unos chicos hallaron a Krisa en un edificio. Escucharon un disparo y se acercaron al lugar. Ella estaba...

-Lo sabemos, Shiza-interrumpió su amiga.

La chica se apartó de ella y miró a todos cayendo en la cuenta. Derina aclaró:

-Vinimos para hablar contigo. Pero antes que nada, dime dónde será el funeral.

-A las afueras del suburbio oeste, esta tarde, al ocaso... Pasen, y díganme qué sucede.