16. Venganza

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El auto se detuvo a la entrada. Ella tocó un intercomunicador y se encendió la cámara para ser vista en la pantalla de control, la cual hizo un rápido reconocimiento facial y de voz tras recibir un "soy Yasuko Hamada. Vengo por el entrenamiento de la señorita Herz". Sin más, el gran portón corredizo de hierro se abrió haciendo un sonido parecido a un trueno. La joven dio marcha e ingresó a la propiedad.

Se anunció ante un portero eléctrico ya en la puerta de la mansión y un hombre le concedió entrar tras un pitido suave que indicaba que la puerta ya estaba desbloqueada. Yasuko empujó e ingresó. El hombre que la había atendido por el portero se acercó usando ropa de vestir la cual le quedaba corta por su gran estatura:

-La señorita Herz la espera en el gimnasio.

Yasuko asintió seria e hizo una reverencia como era su costumbre, llevando un gran bolso deportivo que se veía pesado para su estatura.

En el gimnasio, June daba vueltas caminando con la mente atribulada. No podía sacar de su cabeza lo que pasó con Nander Vyan. Había caído en la cuenta de lo que todo ese suceso significó e imaginó que ese hombre debía ser más peligroso de lo que jamás pensó. Si ella lo delataba de seguro se vengaría, y vaya a saber de qué manera. Se frotó las muñecas al sentir una punzada. Bajó la vista a ellas. Habían empezado a formarse hematomas. Corrió a su bolso y tomó unas muñequeras para no ser descubierta por su instructora. Se sobresaltó al oír la puerta abrirse. Yasuko hizo una reverencia apenas entró:

-Konnichi wa, missuchertz. (Buenas tardes, señorita Herz).

-Buenas tardes, señorita Hamada-contestó June con el mismo gesto.

No pasó ni un segundo y Yasuko se dio cuenta del estado de estrés de la joven y de las inusuales muñequeras.

Dio unos pasos sin verla y acomodó su bolso en un costado en silencio. La rubia estaba acostumbrada a la parquedad de la mujer y también guardó silencio. La instructora abrió el bolso y sacó una pechera. Había, también, una pequeña caja negra de plástico con un botón táctil en un bolsillo en el interior. Lo tocó apenas sin ser vista y éste se encendió dejando ver una pequeña luz azul. Lo ocultó entre otras pertenencias y se incorporó. Con una débil sonrisa y su acento extranjero se dirigió a June:

-Hoy le enseñaré defensa personal.

La chica abrió un poco los ojos y afirmó con la cabeza. Qué oportuno. Hamada se colocó la pechera y unos guantes especiales, y comenzó su instrucción, la cual iba a incluir golpes, que deberían ser embestidos con la debida fuerza y velocidad para ser acertados.

Algunas instrucciones, algunos movimientos, práctica, y la joven comenzó a distenderse y a olvidar un poco el mal trago con su futuro esposo. Entonces, en un momento de descanso, ambas tomaron agua de sus botellas respirando hondo para bajar la agitación del ejercicio. Yasuko pensó, analizó tratando de ser lo más racional posible, y con su gesto adusto de siempre, e indagó:

-Quiero, disculparme por la interrupción en la casa de los Vyan. Supe que estaba allí y preferí confirmar si estaría disponible para el entrenamiento de hoy en vez de enviar un mensaje.

El rostro de June se fue apagando con cada milisegundo. Solo movió la cabeza para aceptar la disculpa. Yasuko, ya con su aliento recuperado, prosiguió la conversación:

-Me entregaron el itinerario para este y el mes siguiente. Estaré presente en la fiesta de casamiento como seguridad. Felicitaciones, señorita Herz.

-Ah... Qué bueno... Gracias.

June no sabía nada ¿Cómo podían decidir algo así sin avisarle en el momento? Empezó a sentirse agobiada y dio unos pasos alejándose de Yasuko para evitar de alguna manera ceder a esa angustia que la empezaba a ahogar. Pero la mujer redobló la apuesta:

Atlas - Juego de poder (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora