Atlas - Juego de poder (En Proceso)

3. Redención

Los suburbanos iban a pié a sus trabajos y algún elegido por los dioses, en bicicleta. La sequedad ambiental excesiva y la contaminación los obligaba a usar cubrebocas y a cubrirse con ropa a pesar del calor. Se transitaban ciertas calles en grandes grupos para evitar la inseguridad. A pesar de la mano dura del gobierno, siempre había algún delincuente impiadoso merodeando. O es lo que Vyan buscaba que creyesen.

Dayara y Antoinette se encontraron con unos compañeros de trabajo de ésta última. Derina, al ver que iban hablando de su labor y consejos para la entrevista a su hermana, decidió quedarse resagada.

Shiza Bright vivía en un hotel junto a dos familiares. Aquel hotel en ruinas era el hogar de un centenar de jóvenes. Esa fresca y despejada mañana le prometía un nuevo día. "Un nuevo comienzo", se decía sonriente al abrir los ojos. Era una chica menuda, de cabello cobrizo y pecas con grandes y soñadores ojos café, más delgada de lo saludable. Se levantó y tras prepararse presurosa, se despidió de los suyos, que también salían a trabajar. Ya afuera corrió entre la gente para ver si encontraba a su amiga Derina en el camino. Hasta que logró verla ir un poco más adelante por la cuadra contigua.

-¡DER, AQUÍ!- Se anunció agitando la mano un par de veces mientras cruzaba la calle.

Derina alcanzó a oírla la segunda vez y se detuvo a esperarla. Shiza llegó a su lado y la abrazó como saludo, algo a lo que Der jamás se acostumbraba aunque hacía ya un año que se conocían. Se quedó de pié sosteniendo su mochila con una mano diciendo "hola". También se quejó por el dolor del golpe, aunque intentó obviarlo.

-¿No está hermoso el cielo hoy? Seguro que la hierba donde vives amaneció bañada por el rocío-comentó con entusiasmo retomando la caminata. Y si bien había algo de hierba en el suburbio oeste, no eran más que unos pocos espinos.

Su amiga estornudó varias veces y se pasó la mano por la nariz para aliviar la picazón. Mientras, pensaba que por lo menos las afortunadas espinas podían bañarse de vez en cuando.

-Oh, tu alergia ¿Pudiste hacerte vapor con manzanilla?

"En tu mundo ideal hay agua y manzanilla", pensó Derina, pero contestó:

-Necesito ir a asearme un poco a la estación ¿Me acompañas?

-¡Por supuesto, Der! Aprovecharé para hacer lo mismo.

La sonrisa espontánea y brillante del delgado rostro de su amiga logró hacer sonreír con ternura a Derina. Shiza era como una luz entre esa penumbra.

Unos cuantos metros más atrás iba un conocido de Shiza, Ihra Xumer. La vio conversando con Derina y recordó a Dayara. Sí que le pareció preciosa, incluso esos grandes dientes bajo los carnosos labios se le hicieron tiernos. La vio dos veces cuando fue a comprar al supermercado donde trabajaba Der. Aquellos ojos tristes y ojerosos se le clavaron en la memoria. Ojalá la viera de nuevo.

Tal vez podrían juntar sus tristezas y acompañarse en ese mundo lúgubre, si no fuera por la prohibición implícita a tener una relación estable. Sin atención médica, ni el acceso a métodos anticonceptivos o el dinero suficiente, había que ser un desquiciado para planear algo así.

Sacudió la cabeza para no pensar de más, que era algo en lo que trabajaba debido a sus traumas. Comenzó a repasar mentalmente la tarea del día en el hotel, donde se ocupaba de supervisar el trabajo de limpieza de sus compañeros.

....

June recién salía de bañarse envuelta en una blanca bata esponjada y perfumada, secando su cabello con una toalla. Se sentía relajada por el baño tibio. Encendió el hornillo sobre su cómoda y colocó 3 gotas de aceite de lavanda. Eso la ayudaba a dormir. Se sentó al borde de la cama y al levantar la vista, vio su reflejo en el espejo. Un moretón en la mejilla izquierda atrajo su atención. El día anterior le había rogado a su padre que no llevara a cabo la boda al llegar del almuerzo, se lo imploró con lágrimas ¿Y qué recibió? Una bofetada con el reverso de la mano. Agradeció que no llevara su anillo de rubí puesto en ese momento.