Cinco años después de Amanecer, las cosas parecen ir relativamente bien tanto para la familia Cullen como la manada de los Quileute.
Sin la amenaza constante de Aro y el resto del clan Vulturi, se podía respirar la paz y la calma en el ambiente.
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El aire frío soplaba con fuerza provocando que Noah se estremeciera. Enrolló sus brazos alrededor de su cuerpo en un intento por entrar un poco en calor.
¿Qué estaba haciendo afuera en medio de la noche con un vestido tan delgado?
¿Y en dónde se encontraba exactamente?
Su pregunta fue respondida cuando repentinamente unas enormes luces se encendieron a su alrededor dándole claridad al escenario.
Era el campo de fútbol de la preparatoria.
¿Por qué estaba en el campo de fútbol de la preparatoria?
Estaba buscando a alguien, lo sentía. ¿Pero a quién? ¿Nate? Tendría sentido que lo estuviese buscando a él.
— ¡Nate! — pudo oír su propia voz, pero esta parecía extrañamente distante.
Repentinamente, en el bosque, una figura comenzó a acercarse desde los árboles. La joven entrecerró los ojos intentando ver quién era la persona que se acercaba, pero lo único que podía ver era oscuridad.
— Nate, ¿eres tú? — preguntó la chica con voz trémula.
— ¡Por aquí, Noah! — gritó la voz de Emily Uley detrás de ella.
La castaña giró la cabeza intentando encontrar a la mujer, pero no había nadie.
— ¡Noah, tienes que correr! — gritó una nueva voz, la voz de Renesmee Cullen.
— ¡Sal de ahí, ahora! — dijo esta vez la voz de Jacob Black.
La chica miró a su alrededor intentando encontrar a los propietarios de las voces, pero no pudo ver a nadie. Regresó su mirada al frente para poder ver de nuevo la figura oscura de hace un momento, pero ya tampoco se encontraba allí.
— ¡Noah, corre! — gritó otra voz más detrás de ella: La voz de Seth Clearwater.
Nuevamente, la chica volteó la cabeza y pudo ver al muchacho que se acercaba corriendo en su dirección. Pero repentinamente, la figura del muchacho fue sustituida por la de un enorme lobo de pelaje color arena. Noah quiso seguir viendo al lobo, pero alguien la sujetó del brazo, obligándola a dar vuelta, topándose entonces con una figura encapuchada, completamente oscura. Noah la reconoció inmediatamente como la misma figura que había visto aquella vez en el estacionamiento de la preparatoria.
