Cinco años después de Amanecer, las cosas parecen ir relativamente bien tanto para la familia Cullen como la manada de los Quileute.
Sin la amenaza constante de Aro y el resto del clan Vulturi, se podía respirar la paz y la calma en el ambiente.
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Caminaron por un buen rato por un sendero entre los árboles del bosque que rodeaba La Push hasta que llegaron a First Beach.
Noah, quien se había mantenido en silencio durante todo ese tiempo, caminando varios pasos por delante de Seth, con las manos dentro de los bolsillos de la sudadera gris de su hermano. Estaba haciendo bastante frío, pero eso no la detuvo de seguir avanzando.
Bajaron hasta que llegaron a la orilla de la playa en donde la chica finalmente se detuvo y se quedó de pie mirando hacia las aguas de matices grisáceos.
Seth se mantuvo unos pasos detrás de ella, mirándola fijamente con una mezcla de nervios y expectación, la cual cambió a una de preocupación extrema al ver a la chica estremecerse luego de que una corriente de aire frío pegara en la costa.
— ¿Estás bien? ¿Tienes frío? — preguntó con extrema preocupación. Luego, dio unos pasos en su dirección —. ¿Quieres que...?
Pero Noah lo detuvo en seco colocando una mano frente a ella, evitando que se acercara más.
— Tenemos que hablar — le dijo.
Seth tragó saliva y asintió con la cabeza.
— Seguro — accedió, intentando mantener una voz calmada y serena —. ¿Sobre qué quieres hablar?
— Quiero que me respondas una pregunta. Y quiero que lo hagas con total sinceridad, ¿puedes prometerlo?
Seth trago de nuevo, pero de todas formas asintió con la cabeza otra vez.
— Lo prometo.
Noah asintió conforme, y después, su rostro adquirió una expresión pensativa mientras buscaba la mejor manera de formular su pregunta.
— Los Cullen... — empezó por fin, encontrando que no había mejor forma de preguntar, más que siendo directa —. El doctor Cullen y sus hijos. ¿Son ellos...? ¿Ellos son...? — inhaló aire, intentando reunir el valor suficiente para terminar su oración — ¿vampiros?
