Cinco años después de Amanecer, las cosas parecen ir relativamente bien tanto para la familia Cullen como la manada de los Quileute.
Sin la amenaza constante de Aro y el resto del clan Vulturi, se podía respirar la paz y la calma en el ambiente.
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En el instante en que Seth vio a la joven alejarse del grupo, sus pies actuaron por voluntad propia, obligándolo a seguirla. Era como un magnetismo muy fuerte. Como si la fuerza de la gravedad lo impulsara a dirigirse hacia ella.
Y él si duda no iba a oponerse.
— Tranquilo, Romeo — le dijo Jared tomándolo del brazo para detenerlo —. No querrás arruinarlo todo igual que en sus últimos encuentros.
Seth emitió un gruñido e intentó librarse del agarre de Jared, pero este era muy fuerte.
— No he arruinado nada — se quejó el muchacho.
— Jared tiene razón, Seth — apoyo Brady —. Todos vimos en los pensamientos de Sam que la chica ya piensa que eres un rarito.
Collin soltó una risita, confirmando así las palabras de Brady.
— Además, recuerda lo que te aconsejo Jake — le recordó Embry —. No la presiones. Intenta acercarte a ella, pero poco a poco. Así cuando finalmente llegue el momento de soltarle toda la verdad, no será tan drástico.
Seth continuó intentando soltarse del agarre de Jared.
— Precisamente — dijo —. ¿Cómo esperan que pueda empezar a acercarme a ella si no me dejan hacerlo?
— Tiene un buen punto — apoyó Collin.
Jared lo fulminó con la mirada.
— No decimos que no te acerques a ella — defendió su argumento Embry —. Pero es que... a veces tiendes actuar un poco...
— Como un niño — aportó Collin.
— Exacto. A veces actúas como un niño hiperactivo — le dijo Embry —. Necesitas ser más certero. Cauteloso.
— Como una serpiente — aportó esta vez Brady en un tono cargado de humor.
