—¡¿hablas enserio?!—expresó Ballerta sorprendida sentada desde su escritorio, viendo hacia donde estaba Bonnie.
—así es, cada vez que tienes un diente flojo y lo dejas debajo de tu almohada, aparecerá un conejo mágico que cambiará tu diente por un dólar—indicó el conejo púrpura sonriendo orgulloso.
—genial, ¡entonces haré todo lo posible por sacar mi diente hoy!—grito la ballena aplaudiendo de felicidad.
Ya cuando las cosas estaban bien y la clase comenzó su curso, Chelsea le susurro a Bonnie.
—eso que hiciste no fue lo correcto, debes decirle la verdad ahora.
—claro que no, además sus padres seguramente harán eso del intercambio por dinero—dijo Bonnie como si nada.
—ellos no hacen eso, lo se porque Nil me lo comentó una vez—contestó ella algo molesta, en ese momento el conejo púrpura sintió que un balde de agua le caía encima. Ahora no sabría como remediar ese problema que él solo comenzó.
—¡¿y ahora qué hago?!.
—eso es problema tuyo, a mi ni me veas—fue todo lo que la castaña respondió para volver a su escritorio.
Por su parte Bonnie sentía que quería arrancarse las orejas, no tenía ni idea de como arreglar ese problema, por un momento pensó que él mismo debía ir en la noche y hacer el intercambio… Sin embargo recordó que la casa de Ballerta esta bajo el agua, así que lo más seguro es que se ahogaría antes de llegar ahí.
—¿enserio crees que no lo note?—dudo Nil viendo como Bonnie le colocaba unas orejas de conejo en su cabeza.
—por supuesto que si, además como su primo tienes que ayudarme—contestó el conejo púrpura terminando de vestirlo adecuadamente.
—bueno, en eso tienes razón.
—ahora yo le tiro el diente y tú haces el resto—fue todo lo que Bonnie dijo para irse corriendo a la cafetería donde Ballerta acompañada de Jesse estaban comiendo. Con cuidado saco un maíz de su mochila y camino hacia donde estaban ambas chicas.
—¡hola Ballerta! ¡Mira lo que tengo para ti!—mencionó Bonnie de lo más feliz entregándole el maíz, el cual la chica probó de una sola mordida haciendo que después rompiera en llanto, mientras que escupía el maíz acompañado de su diente.
—¡lo lograste! ¡Ahora el conejo de los dientes te dará dinero!—dijo Jesse feliz por su amiga.
—¡ciao pescado!—dijo rápidamente Bonnie para salir corriendo, ante la mirada confusa de ambas niñas.
Ya por la noche Ballerta había dejado debajo de su almohada su diente, estuvo despierta por un rato hasta que finalmente se quedó dormida. A los pocos segundos entró Nil (vestido de conejo) con cuidado saco el diente y en su lugar colocó un billete de un dólar.
—misión cumplida—susurro para después irse de ahí.
A la mañana siguiente un grupo de niñas estaba cerca de la puerta del salón, Ballerta feliz se acercó con ellas para hacerles saber la noticia.
—¡hola a todes!.
—¡Ballerta! ¡No se dice todes se dice todas! ¡No hables como una retrasada mental!—se quejó Holly llegando al salón detrás de ella.
—es que ella perdió un diente, por eso le cuesta hablar bien—la defendió Charlotte.
—oh ya veo, es que todo el mundo anda hablando su estúpido lenguaje inclusivo que me da náuseas oírlo por aquí—confeso el peli verde.
—felicidades por tu logró gordita—dijo Bonnie uniéndose a la conversación.
—nunca lo hubiera podido tenerlo de no ser por ti, gracias Bonnie—aclaró la ballena rosa cuando ya podía hablar mejor.
Por su parte el conejo sonrió sin decir nada más, ya había podido quitarse esa obligación de encima, claro con algo de ayuda de Nil.
Continuará.
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La SeCcIóN "B"
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