12. Libertad

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Joohyun observaba en silencio a su esposo, quien salía de la ducha y se preparaba para acostarse. Durante toda la noche no habían cruzado más que miradas fugaces, y durante el día apenas habían intercambiado palabras.

Su corazón dolía al ver el distanciamiento entre ellos, consciente de que no solo había herido los sentimientos de Junmyeon, sino que también había destrozado los sueños de su cuñado.

Ambos anhelaban la felicidad, pero dentro de esa casa, solo encontraban sufrimiento.

—Jun... —lo llamó, rompiendo el tenso silencio.

—¿Qué pasa? —respondió él, expectante.

—He tomado una decisión.

—¿A que te refieres?

—Si tu aún quieres... Esta bien, vamonos.

—¿Qué?

—Huyamos. ¿Es eso lo que quieren, no? Eso los hará feliz.

—Joohyun, ¿que hay de lo que a ti te hace feliz?

—Yo seré feliz si tu eres feliz, Jun.

Junmyeon miró a su esposa sin poder creer aún lo que acababa de escuchar.

—¿Entonces estás segura? —preguntó para asegurarse de que no se lo había imaginado.

—Sí, huyamos. No puedo soportarlo más. Se siente tan incómodo... Tú ya no sonries y yo me siento terrible por ello.

—¿Qué hay de la tradición? Nos podrían matar a todos...

—No podemos escapar de nuestro destino. No sé cuándo moriremos ni cómo lo haremos, pero sé que tú quieres irte de aquí, no eres feliz aquí. La tradición no nos dejará ser felices, mi madre no nos dejará ser felices y la tribu tampoco.

—Joohyun, si tú eres feliz aquí, yo también. Si tú no quieres escapar, no lo haremos.

—No, yo quiero ser feliz contigo. No me voy a rendir, nunca lo haremos.

Junmyeon sonrió y besó su rostro.

—Vámonos mañana mismo —pidió ella dejando caer lágrimas—. Escapemos antes de que me arrepienta.

—Como tú quieras, amor —besó sus lágrimas—. Mira cómo nuestro amor puede contra todo. Esto es solo otra prueba y la pasaremos porque nuestro amor es más fuerte que todo.

[...]

Por la mañana, Chanyeol entró en la habitación llevando una bandeja con el desayuno para Baekhyun, quien yacía aún desnudo sobre la cama, dormido.

El alfa colocó la bandeja a un lado y contempló la belleza de su esposo. Baekhyun era tan hermoso que era difícil para élmirarlo sin sentir que su corazón iba a estallar de amor. Con delicadeza, acarició su mejilla, lo que hizo que el omega se despertara al sentir su suave contacto.

—Buenos días —saludó con una sonrisa cálida.

—Buenos días —respondió el omega aún somnoliento.

Baekhyun casi no recordaba nada de la noche anterior, aunque tenía algunas imágenes en su mente que lo hacían sentir avergonzado.

—Lo preparé para ti —comentó Chanyeol señalando la bandeja.

—Gracias, se ve delicioso —agradeció incorporándose y sentándose para empezar a comer—. Hace mucho que no desayunaba en cama.

—Que lo disfrutes —dijo el alto antes de ponerse de pie e intentar salir de la habitación.

Cautivo [Chanbaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora