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Al día siguiente;

• Desperté por la luz de el sol pegando duro en mi rostro, me senté en la cama hasta que me dí cuenta que no estaba en mi habitación del hotel... Estaba en otra habitación, me tallé los ojos y bostecé para después levantarme.
— Buen día.—Dijo Ángel en la puerta recargado en el marco.
— Buen día...—Me quedé pensando y después lo miré raro.—¿Dónde estoy?
— Estás en mi habitación, en mi habitación del hotel.—Me dijo y yo me quedé confundida mirándolo y el rió un poco.
— Ayer después de lo del beso nos quedamos platicando un rato y después pediste que te llevara al hotel, te traje pero no te acordabas del número de tu habitación y no traías la llave, entonces te traje a la mía.—Respondió mientras se acercaba y se sentaba al lado mío.
— ¿Dormimos juntos?
— No, yo me dormí en el pequeño sillón que está ahí.—Lo señaló y yo asentí con una pequeña sonrisa por el respeto que tuvo de no dormir conmigo.
— Perdóname por las molestias, ayer le hubiera dicho a Caro e Igor que me trajeran pero los perdí de vista.—Dije mientras lo miraba.
— No es molestia, prefería traerte a que te quedarás allá sola y más pendiente aún con lo que me dijiste de Sebastián, Marcelo y Diego, no podía dejarte sola.
— Gracias, Ángelito.—Dije sonriendo.
No es nada.
— Creo que ya debo irme, tengo que ir a vestirme y eso para después checar a todos ustedes y eso.—Dije mientras suspiraba.
¿Checarnos? ¿Después de la peda de ayer?—Respondió sorprendido y yo reí.
Si... Darles medicina y eso, para que después los fisios los chequen bien.
— Ahh.
— Deja voy, gracias por todo.—Lo abracé y le dí un beso en la comisura de sus labios y el rió un poco, al salir de la habitación tenía los tacones en mi mano y comencé a caminar hacia el elevador, ya que mi habitación quedaba un piso arriba.

Al llegar a mi piso caminé hacia mi habitación y saqué las llaves de mi pequeño bolso.
— ¿Apenas?—Dijo Igor mientras salía con una de sus hijas de su habitación.
— ¿Eh?—Dije confundida.
— ¿Apenas vas llegando?
— No, tonto.
— ¿Dónde te quedast-
— ¡Tía Sofí!—Lo interrumpió su hija y se acercó a abrazarme, yo la abracé y le dí un beso en la mejilla.
— Hola bonita ¿cómo estás?
— Bien, tía. Con papá te íbamos a ir a buscar porque dijo que ayer no llegaste.—Dijo la nena mientras aún abrazaba mi pierna.
— Tu papá es exagerado, ayer si llegué, no a mi habitación pero llegué.—Le dije sonriendo y ella también sonrió.
— ¿Cómo?—Dijo Igor y yo reí un poco.
— Luego te cuento, Linch.
— Más te vale.

Reí y finalmente entré a mi habitación, la habitación estaba limpia ya que le habían echo el servicio de limpieza, mientras yo entraba vi en la cama un pequeño ramo, pensé que era cortesía del hotel hasta que me acerqué y tomé la nota que tenía
"Todos cometemos errores ¿por qué no puedes perdonarme?  He cambiado y nadie te va a amar como yo.
Atte: Córdova."
Que hijo de la chingada, ahora sabe dónde me estoy hospedando, que miedito.
Suspiré y puse las flores en el cesto de la basura, para después meterme a bañar y cambiarme.
Después de esto tomé las cosas que iban a ser necesarias para poder revisar a los chicos, tomé una bolsa con puras pastillas de analgésicos y rehidratantes.

En la lista decía que el primero era Emilio, me dirigí a su habitación y toque la puerta.
— ¿Quién?—Preguntó tras la puerta.
Soy yo, Lara.—Dije y éste abrió la puerta todo adormilado.
¿Tan temprano?—Preguntó mientras cerraba la puerta y caminaba hacia su cama para volverse a acostar.
Wey ya ni la friegas, son las 11:30am.
Es temprano!—Dijo mientras se cubría con sus cobijas.
Arriba, Lara.—Dije mientras le quitaba sus cobijas y le daba las pastillas.
No sea enfadosa, doc.—Dijo y yo reí.

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Después de atender a Lara, Brian, Igor, Ramón, Zendejas y otros más ya le tocaba a Mala.
Toque la puerta y este mismo gritó desde atrás.
— No vengas a chingar tan temprano, enano.—Dijo pensando que era Zende y yo reí.
Ábrele a tu doctora favorita.—Dije y éste abrió.
Perdón, pensé que eras el enfadoso de Alejandro.
No pasa nada.
Pásale, pásale.

Yo asentí y pasé para empezar a darle los medicamentos y explicarle con cuidado cada cuando se lo estaría tomando, prácticamente lo mismo que hice con todos.

— Ya terminé.—Dije mientras terminaba de anotar todos los datos en una tabla que tenía.
— ¿Habrá entrenamientos hoy?—Preguntó curioso.
— Nop, en un rato creo que pasa el chofer con camión para irnos a CDMX otra vez, allá entrenarán antes de la final.
— Ahh, que bueno que hoy no nos van a llevar a entrenar, ando bien muerto.—Dijo mientras se tiraba en su cama y yo reí.
— Les va a ir bien en la final.—Respondí asintiendo con una sonrisa.
— Mmm ¿tú crees?—Preguntó mientras tocaba la cama a un lado suyo para que me sentara.
— Sí, sí, son rivales buenos... Pero no mejores que ustedes.—Respondí mientras me sentaba a su lado y éste se acostó sobre mis piernas.
— En las finales me pongo muy nervioso, tengo mucha presión.
— Tranquilo, a veces los nervios y la presión puede. ayudar a que jueguen mejor.
— Si, lo sé pero siendo el portero como que tengo toda la presión ¿sabes?
— Si... Toda la responsabilidad y el juego está en tus manos literalmente.
— Así es.—Dijo mientras cerraba sus ojos y suspiraba lentamente, yo comencé a hacerle como piojito.
— Pero tranquilo, todo va a salir bien.
— Eso espero...

Casi casi se estaba quedando dormido y yo solo seguía haciéndole piojito hasta que tocaron la puerta de la habitación.

— Yo voy.—Dije mientras me paraba y abrí la puerta.
— Mujer ¿qué haces acá?—Preguntó Igor confundido.
— Vine a hacerle su chequeo y traerle los medicamentos, lo mismo que hice con Lara, Brian, Ramón, Zendejas y todos los demás, incluyéndote.—Dije mientras me cruzaba de brazos y éste rió.
— Ahh, bueno, bueno.—Dijo mientras me miraba haciéndose como el "celoso"
(OJO sus "celos" a pesar de ser en broma son como celos de hermanos.)
— ¿A qué venías?
— A buscarte.
— ¿Y cómo sabías que estaba aquí, menso?
— Ramón me dijo que te vió entrar acá después de que lo revisaste a el.
— Ah, pinches chismosos.
— Uy pues perdón, oye necesito que me hagas un favor.—Dijo juntando sus manos en signo de súplica.
Yyyy no sé, yo no hago favores de a gratis.—Respondí bromeando con una risa.
— En el camión vete con las nenas, o sea cuídalas
en el camino.—Dijo y yo reí.
¿Sólo eso?—Pregunté riendo aún.
— Sí, loquita ¿por qué te ríes?
— Son un amor, me encanta cuidarlas.
— Y a ellas les encanta que las cuides.—Dijo sonriendo.—¿Entonces sí?
— Sí, tonto.—Dije revolviéndole el cabello y éste se quejó.
— Me acabo de hacer mis rizos, estúpida.—Dijo y yo reí.
— Ay, si es cierto, ya me llené toda la mano de gel, ewww.—Hice cara de asco y limpie mi mano en su playera.
— Hija de tu madre.—Dijo molesto y yo reí.
— Bueno, byeeee.—Cerré la puerta riendo y entre con Ángel.
— ¿Qué pasó?—Me preguntó al oír a Igor molesto.
— Nada, lo llené de gel del cabello.—Dije riendo y éste también rió.
— Bueno ya me voy, tengo que terminar de guardar mis cosas.—Dije mientras tomaba mi tabla con las anotaciones de los demás y me dirigía a la puerta.
— ¿No te vas a despedir bien?—Me preguntó y yo sonreí y lo abracé para después darle un beso en la mejilla.
— ¿Eso qué? Despídete bien.—Me dijo para después plantarme un beso en la boca y yo sonreí en medio de este.
— Eres tremendo, Ángel.—Dije antes de salir con una sonrisa muy feliz.

🤍🖇️

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ᴇʟʟᴀ ɴᴏ ᴇꜱ ᴛᴜʏᴀ - 𝘓𝘶𝘪𝘴 Á𝘯𝘨𝘦𝘭 𝘔𝘢𝘭𝘢𝘨ó𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora