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Desperté por la poca luz que entraba en la habitación porque estaba nublado y lloviendo un poco y porque estaban toque y toque el timbre del departamento, yo estaba acostada sobre el pecho de Ángel pero tuve que levantarme a abrir la puerta.

— Hola, corazón.—Dijo Caro sonriendo mientras me abrazaba.
Hola, linda.—Acepté el abrazo y le dí un beso en la mejilla.
— Perdón por tantos toques de timbre y por despertarte tan temprano, fue culpa de Igor.—Dijo señalándolo y éste solo sonrió.
— ¿No me vas a saludar o qué, wey?—Pregunté mientras me acercaba a abrazarlo y darle un beso en la mejilla.
— Pasen, pasen.—Dije haciéndome a un lado y entraron solo ellos dos.
¿Cómo dormiste?—Preguntó Caro mientras se sentaba en el sillón.
— Bien, nena, muy bien con este clima.—Dije con una pequeña risa.
— ¿Con el clima nada más?—Dijo Igor alzando una ceja y Caro lo miró mal.
— Déjala, amor.—Dijo Caro golpeándolo con un cojín de el sillón.
— Hazle caso a tu mujer.—Dije riendo un poco e Igor nos vió mal a ambas.
— ¿Y Ángel?—Preguntó Igor y Caro me miró sorprendida.
— En la habitación y está dormido así que vamos cerrando ese ortito.—Dije mientras le aventaba otro cojín y Caro rió.
Creo que les vamos a dejar a las niñas a ellos y tú y yo nos vamos a echar chisme a un café.—Sugirió Caro riendo.
— Creo que sí, eh.—Respondí riendo también.
— Hola, hermano.—Dijo Igor viendo a Ángel que iba saliendo de la habitación todo adormilado.
Hola, hermanito.—Se acercó y chocaron las manos, saludó a Caro y después me abrazó a mí por detrás.
— ¿Y Trini e Isa?—Pregunté al no ver a la niñas.
— Por ahora se quedaron en casa con Zende y Sabrina, veníamos a desayunar con ustedes.—Respondió Caro sonriendo.
— Nos cambiaron por Alex y Sabri.—Dije haciéndome la dramática mientras sacudía a Igor.
— No, mensa.—Respondió Igor riendo. Caro y Ángel también se rieron al ver la situación.
— ¿Y qué quieren desayunar? Para empezar a prepararlo.—Pregunté mientras veía a los tres.
— ¿Qué tal unos chilaquiles rojos? A las dos les quedan bien buenos.—Dijo Igor sonriendo.
— Pues sí ¿preparamos?—Le pregunté a Caro y ella asintió sonriendo, se levantó y ambas nos dirigimos a la cocina a preparar.

Yo me puse a hacer la salsa roja y Caro cortaba las tortillas en triángulos.
— Ahora sí que estamos solas ¿qué onda tú y el Mala?—Preguntó alzando una ceja tratando de no reírse.
Pues ahí vamos, creo que estamos intentando algo, aún nada formal.—Respondí sonriendo.
Pero infórmame más, hermosaaa.—Pidió Caro y yo reí.
— Si me gusta y si quiero algo bien con el Caro... Pero como le decía a Igor ayer, me da miedo que el solo me vea como algo pasajero, aparte me da miedo entrar en una relación después de lo de Sebastián, Carito.
— Ay nena, Sebastián fue un error muy claro, pero mira yo no convivo mucho con Ángel pero se mira que es un buen hombre, incluso te diría que es el indicado pero debo pensarlo y observar mejor para definir mi opinión final.—Me dijo sonriendo y yo sonreí un poco.— Por cierto ¿no hay noticias del susodicho?—Preguntó preocupada.
— Nop, después de lo de la pelea no, pero ayer que iba al club por Ángel me venía siguiendo una camioneta negra y se fue en cuanto vió que llegué con Ángel.
— ¿Y crees que sea el enfadoso de Córdova?
— No, nena. Quizá uno de sus amigos, si hubiera sido Sebastián ya se hubiera bajado desde que salí de casa de Kevin.
— Buen punto.

Terminamos de preparar el desayuno y llevamos los 4 platos a la mesa.

— Ya está listo el desayuno.—Dijimos ambas al unísono, Ángel e Igor vinieron inmediatamente y se sentaron en la mesa.
— Entonces ¿Cuál es su plan? ¿qué van a hacer?—Les pregunté a Igor y Caro.
— Vamos a ir a comer a un restaurante de comida italiana y ahí pasamos rato de la tarde y de ahí nos vamos a un antro un rato y ya después venimos por Trini e Isa.—Respondió Caro sonriendo.
— Mmm ¿qué les parece si dejan que duerman aquí? Así ustedes se quedan más tiempo juntos y no salen a las carreras del antro.—Sugerí y Ángel asintió.
— Si y así ya no se preocupan por venir, ustedes diviértanse.—Ángel añadió.
— Pues si ¿no, amor?—Preguntó Caro, esperando la aprobación de Igor.
— Sí, sí, no se me hace mala idea.—Respondió Igor y Caro asintió.

ᴇʟʟᴀ ɴᴏ ᴇꜱ ᴛᴜʏᴀ - 𝘓𝘶𝘪𝘴 Á𝘯𝘨𝘦𝘭 𝘔𝘢𝘭𝘢𝘨ó𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora